EscucharChicago, EE.UU (AP). En medio de la angustia creciente en el mundo, el presidente Barack Obama busca señales audaces y expeditas de Europa que contengan el desorden financiero y eviten que éste malogre la economía estadounidense y sus propias posibilidades de reelección.
Mientras se alista para la cumbre que comienza el lunes en México con los gobernantes de otros países del mundo, el poder de Obama está limitado a la persuasión y poco más.
Las inminentes y riesgosas elecciones en Grecia y la política interna de Europa dominan el debate.
Ante la vacilante economía global y la diversidad de los gobernantes que se reunirán en el puerto turístico de Los Cabos en el noreste mexicano, la cumbre del Grupo de los 20 conlleva el peso de expectativas que posiblemente no cumpla. La mayoría de sus integrantes no forman parte de Europa y carecen de facultades para incidir en la manera en que el continente enfrenta su crisis, aunque sí vienen en busca de indicios de avance y apremio.
Ese es a todas luces el caso de Obama, enfrascado en unas elecciones reñidas en las que el factor decisivo sería el empleo en Estados Unidos: si se hunde o se eleva en los próximos cinco meses.
Aunque los problemas económicos tendrán un lugar prioritario en la cumbre, la agenda contempla otras inquietudes.
En las conversaciones informales, Obama planteará el derrame de sangre en Siria y la amenaza nuclear en Irán. Se reunirá con Vladimir Putin, quien ha regresado a la presidencia de Rusia. Sus conversaciones serán seguidas de cerca, ante las tensas relaciones políticas entre Estados Unidos y Rusia, y las hondas divisiones sobre Siria.
Obama viaja a México la noche de mañana después de pasar el fin de semana con su familia en Chicago, donde vivió antes de mudarse a la Casa Blanca. La cumbre se desarrollará el lunes y martes.
La complicada crisis financiera de Europa, desde los problemas de la deuda en Grecia hasta los apuros bancarios en España y el alto desempleo en todos lagos, se ha convertido en la mayor amenaza a la recuperación de la economÍa estadounidense. Los indicios de preocupación son evidentes en la Casa Blanca, y en las palabras de Obama, quien puede trazar una línea recta desde el destino de la fortaleza económica de Europa hasta sus posibilidades de un segundo mandato.
