Berlín. EFE La muerte de Marcel Reich-Ranicki ayer, significa el fin de una era en la historia de la crítica literaria alemana, que él supo ejercer convirtiéndola en una de las formas del espectáculo.
Considerado el crítico más influyente de la historia de Alemania, Reich-Ranicki, de 93 años, cultivó tanto la reseña en medios de comunicación (periódicos), ante todo el Frankfurter Allgemeine Zeitung , como la composición de ensayos sobre autores consagrados.
Además, dirigió durante más de una década El cuarteto literario , un programa de televisión que tenía la capacidad de catapultar al éxito a autores hasta ese momento. En todas sus facetas, una de las señas de identidad de Reich-Ranicki era la claridad y la contundencia de sus juicios, que él solía defender frente a colegas menos claros a la hora de elogiar o rechazar un libro.
A veces también deliraba ante la obra de autores que apreciaba, como el español, Javier Marías, de cuyo éxito en Alemania es, en buena parte, responsable, o el colombiano Gabriel García Márquez.
Con la mayoría de los autores contemporáneos alemanes tuvo una relación que oscilaba entre el amor y el odio.
A Günter Grass lo fustigó en varias ocasiones de forma inmisericorde y en otras lo elogió. Martin Walser se vio tan afectado por sus críticas que terminó escribiendo una novela, La muerte de un crítico , en la que imaginaba su asesinato.
Al margen de su actividad como crítico, Reich-Ranicki escribió una autobiografía, Mi vida, que se convirtió en un best seller y de la que se hizo una versión para televisión.En ese libro relata su infancia, su lucha por sobrevivir durante la época nazi –escondido con su esposa Teófila en la casa de un zapatero, en Varsovia–.