Praga
La República Checa celebra este viernes y mañana sus elecciones legislativas anticipadas en las que se espera que los votantes, cansados de las medidas de austeridad y la corrupción, den un giro a favor de los socialdemócratas.
El país ya cambió de rumbo en enero al elegir al excomunista Milos Zeman como presidente, poniendo fin a una década de mandato del conservador euroescéptico Vaclav Klaus.
El último sondeo realizado dio un 26% de la intención de voto a la oposición de los Socialdemócratas (CSSD), un 18% a los Comunistas y un 16,5% al nuevo partido populista, liderado por el multimillonario Andrej Babis.
Si el CSSD resultara efectivamente vencedor, no está claro con quién formaría coalición, en un país en el que la escena política está muy fragmentada.
El líder de los socialdemócratas, Bohuslav Sobotka, dijo que podría formar un gobierno de minoría en solitario, al contar con el apoyo tácito de los comunistas.
La idea de que la extrema izquierda vuelva a convertirse en una fuerza política importante en el país, de 10,5 millones de habitantes, enfurece a algunos checos, un sentimiento palpable también entre los artistas.
Varios creadores del país protestaron esta semana contra la creciente influencia del partido comunista, un cuarto de siglo después de la caída del régimen totalitario, en 1989.
El martes apareció en el río Moldava una enorme estatua del polémico artista David Cerny que representa una mano levantando el dedo mayor de forma obscena ante el Castillo de Praga, residencia oficial del presidente Zeman, militante comunista entre 1968 y 1970.
Y tras un concierto de rock titulado en ruso "Nikagda nezabudem" (nunca olvidaremos), se pudieron ver unas figuras colgantes que representaban a gente ejecutada por el antiguo régimen.
Otros ciudadanos, cansados de la austeridad y la recesión, que duró 18 meses hasta el segundo trimestre de este año, se muestran contentos de un viraje a la izquierda, y más tolerantes con la influencia comunista.
"La situación antes de 1989 era diferente", afirmó Irena Krizova, empleada de unos 50 años en un laboratorio de un hospital de Praga.
"Los comunistas actualmente no tienen el apoyo de la Unión Soviética. Así que incluso si llegaran al poder, no estaríamos en la misma situación que después de la guerra", dijo.
Por otra parte, los analistas consideran que el partido populista es una fuerza a tener en cuenta, que estaría dispuesta a formar coalición con cualquier partido.
Desde su fundación en 2011, del partido populista se ha ganado el favor de los checos -son terceros en las encuestas de opinión- atrayendo a votantes de todo el espectro político con sus promesas de combatir la corrupción.
Un 94% de los ciudadanos consideran que la corrupción está "generalizada en el Gobierno", según una encuesta publicada por el instituto Gallup la semana pasada.
Los primeros resultados provisionales estarán disponibles el sábado justo después del cierre de las urnas.