Caracas. “Nuestra defensa en los barrios son los ‘malandros’, no la Policía, que ni se acerca”.
Lo dijo Alejandro Moreno, religioso salesiano, especialista en violencia y vecino en un barrio en Petare, una de las zonas del este de Caracas, muy peligrosa.
“Un muchacho de 14 a 15 años consigue fácil un arma”, agregó el fundador y director del Centro de Investigaciones Populares, quien ha visto en las barriadas en el este de Caracas cómo circulan granadas, ametralladoras Uzi y rifles de asalto FAL.
Tras años entrevistando a los “malandros”, delicuentes violentos de origen popular, Moreno concluyó que el arma es la forma de afirmar virilidad y personalidad mientras crecen en condiciones de exclusión y marginalidad.
Estos días hay alarma en el vecindario porque el “ malandro” mayor, quien tenía entre ocho y 10 delincuentes más jóvenes sometidos, “cometió un error porque ordenó la muerte de alguien y debió irse. Ahora hay inestabilidad mientras alguno se impone.
“Una vez en ese mundo ya no puedes salir porque se convierte en una forma de vida y llega hasta cuando llega, normalmente no pasan de los 25 años”, explicó el investigador, muy crítico del Gobierno por la elevada cifra de armas y munición circulante.
“Toda arma ilegal en su momento fue legal porque no se venden de cualquier manera. Si hay tantas municiones y armas, todas de fabricación, ¿qué te dice eso? ¡Que la corrupción es tremenda!”, dijo con firmeza Moreno.