View into one of the halls of the Bella Center in Copenhagen where the UN Climate Summit is underway Tuesday, Dec. 15, 2009. U.N. Secretary-General Ban Ki-moon says rich and poor countries must "stop pointing fingers" and raise their climate targets to salvage faltering talks on a global warming pact. (AP Photo/Heribert Proepper) (Heribert Proepper)
Copenhague. En las cumbres más altas del mundo, Dawa Steven, un joven sherpa de 24 años ve con preocupación cómo el deshielo en el Himalaya no solo está poniendo en peligro una economía basada principalmente en el turismo, sino también las fuentes de agua para la quinta parte de la población mundial, que vive en sus cuencas, incluyendo China e India.
Al otro lado del mundo, David Tobar, un guatemalteco de Puerto Barrios, en el Caribe, ve con alarma cómo el clima está cambiando y se intensifican y aumentan los temporales con su impacto en la agricultura, la pesca y la disponibilidad de agua potable.
Ambas historias muestran que el clima del planeta está cambiando inevitablemente; mientras, delegados del mundo discuten en Copenhague metas de reducción de emisiones y mecanismos de adaptación al calentamiento global.
En el mejor de los escenarios políticos, buscan un acuerdo para no sobrepasar los dos grados Celsius de incremento en la temperatura.
Sin embargo, recientes investigaciones científicas demuestran que esto no es suficiente.
Un informe de la Alianza Internacional de Universidades de Investigación, que agrupa a 10 de las más prestigiosas universidades del mundo, dice que el calentamiento en los mares es 50% mayor al reportado por el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés) en su último informe.
Este calentamiento también contribuye a un aumento en el nivel del mar, que actualmente es de 3,1 milímetros por año, debido principalmente a la pérdida de hielo en Groenlandia y la Antártida. Y con la tendencia actual, el aumento en el nivel del mar podría llegar a un metro al final del presente siglo, según reza el estudio.
Le tomará a los ecosistemas marinos cientos de años para recuperarse de la acidificación causada por la absorción de CO 2 .
De acuerdo con Katherine Richarson, bióloga marina de la Universidad de Copenhague y una de los autores del documento, los océanos son clave porque allí está ocurriendo el 85% del incremento en el calor almacenado en el planeta en los últimos cuatro años.
Ya está sucediendo. “El océano se está calentando mucho más rápido de lo que habíamos anticipado y es el mejor lugar para observar cambios en el clima”, afirmó.
El informe también señala que el aumento actual de la temperatura, de cerca de 0,7 grados Celsius, ya provoca fenómenos extremos del clima, como olas de calor, inundaciones y tormentas, y afecta los patrones de lluvia, la cantidad y calidad del agua y la salud humana.
“Incluso con una efectiva adaptación, los impactos en los recursos de agua en muchas partes del mundo serán severos con un cambio climático asociado a solo un grado o 1,5 grados Celsius de aumento en la temperatura”, afirma el estudio.
El informe del 2007 del IPCC señaló que ya es inevitable un incremento en la temperatura global de 1,4 grados Celsius y Rajendra Pachauri, presidente del IPCC, manifestó el sábado que incluso un aumento de 2 grados podría impactar grandemente a regiones vulnerables del mundo.
Una de estas es Centroamérica y el Caribe, que ya sufre las consecuencias de fenómenos extremos como la frecuencia de sequías e inundaciones. Un informe del 2009 sobre impactos en la región del Caribe auspiciado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, pronostica un aumento en el nivel del mar más alto en esta región debido a factores gravitacionales y geofísicos, que en el Caribe norte podría exceder el promedio global en más de un 25%.
La Alianza de Pequeños Estados Insulares, todas las ONGs presentes en la Conferencia del Clima e incluso la sociedad civil centroamericana demandan un incremento no mayor a 1,5 grados Celsius.
“Un aumento mayor a 1,5 grados no es negociable y vamos a continuar presionando”, afirmó Carlos Fuller, director del Caribbean Community Climate Change Centre, basado en Belice.
“Los científicos no podemos decirle a los políticos qué temperatura es segura. Es algo que la sociedad debe definir. Sabemos qué hay que hacer y tenemos la tecnología, solo falta la voluntad política”, señaló la bióloga marina Richarson.
Katiana Murillo es periodista costarricense especializada en temas ambientales. Asiste a la Conferencia sobre Clima a nombre de COM+ Alliance para apoyar a periodistas de países en desarrollo.