Pionyang AFP. El máximo líder norcoreano, Kim Jong-Un, aseguró ayer, en su primer discurso público a la nación, que “la época en la que el enemigo nos amenazaba y chantajeaba con bombas atómicas acabó”, dando a entender que su país dispone ya del arma disuasoria.
Sus declaraciones militaristas se producen solo dos días después del fallido intento de lanzamiento de un cohete del cual Estados Unidos sospechaba que se trataba de un misil balístico.
Occidente acusa a Pionyang de poseer varias bombas nucleares y de proceder a ensayos atómicos con el fin de volverlas más pequeñas para luego instalarlas en sus misiles.
“La superioridad militar y tecnológica ya no está únicamente en manos de los imperialistas. La época en la que el enemigo nos amenazaba y chantajeaba con bombas atómicas acabó”, proclamó el joven dirigente político.
“Ningún país nos puede atacar”, insistió, en presencia de los más altos representantes del Ejército y del partido, presentes en un acto para conmemorar del centenario del nacimiento de su abuelo y fundador del régimen, el presidente Kim Il-Sung, fallecido en 1994.
Numeroso. El Ejército de Corea del Norte cuenta con 1,2 millones de soldados y es considerado como el cuarto ejército mundial en número de efectivos, sin embargo, su armamento, mayoritariamente de fabricación soviética, está caduco.
“Para nuestro pueblo, la paz es muy importante, pero la dignidad y la soberanía son también primordiales. El Ejército debe defenderlas”, aseguró a la muchedumbre con una voz pausada pero sin pasión, elevando rara vez los ojos del papel en que tenía el discurso.
Jong-Un, que vestía un traje negro al estilo Mao, pronunció su discurso de 20 minutos desde una plataforma frente a decenas de miles de soldados que participaron en un desfile militar en esta capital.
“Presento mis respetos más puros y el mayor honor a los grandes camaradas Kim Il Sung y Kim Jong-Il” (su padre, muerto en diciembre pasado a los 69 años), declaró el nuevo líder norcoreano a la multitud que lo ovacionó.
“Quiero expresar mis saludos a nuestros compatriotas en Corea del Sur y otras partes del mundo que se dedican a la reunificación y la prosperidad de las naciones”, dijo con una voz juvenil el tercero de la “dinastía Kim”, que tiene entre 29 y 30 años.
“En marcha, ¡hacia la victoria final!”, declaró señalando con el dedo a los soldados que lo aplaudían cantando con frecuencia “¡Mansei!” que significa “larga vida”.
Kim Jong-Un, quien sucedió a su padre en diciembre, ascendió esta semana al liderazgo del Partido de los Trabajadores de Corea y de la potente Comisión Nacional de Defensa.