Si se sumaran todos los inmigrantes de América Latina y el Caribe, la cifra resultante sería seis veces mayor a la población de Costa Rica.
Según Marcela Suazo (Honduras), directora para América Latina y el Caribe del Fondo de Población de las Naciones Unidas (FNUAP), muchas de esas personas afrontan violaciones contra su derecho a la salud sexual y reproductiva, un derecho “que no debería conocer fronteras”.
En la región, uno de los problemas que más lacera los derechos humanos de las personas que emigran es la ausencia de su derecho a la salud sexual y reproductiva. El tema central en la discusión de los países es cómo lograr que, más allá de la discusión sobre los límites fronterizos, se asegure que el derecho a la salud sexual y reproductiva sea un derecho sin fronteras.
Se han venido desarrollando acuerdos binacionales entre países fronterizos para garantizar el acceso de los inmigrantes a los servicios de salud. Hay dos grandes líneas identificadas: una son los trabajadores inmigrantes que buscan un trabajo temporal; para ellos ya hay varios modelos diseñados que dan ciertos derechos.
”La otra línea son las personas indocumentadas que, al cruzar la frontera, pierden sus derechos y protección jurídica y quedan expuestos a sufrir algún tipo de violación a sus derechos. Es ahí donde hace falta avanzar mucho más”.
En los últimos años, contrario a años anteriores, ha habido un aumento de la población femenina. Además, los datos demuestran que alrededor del 75% de las personas que emigran son personas jóvenes; por tanto, las mujeres jóvenes presentan un alto nivel de violencia sexual, enfermedades de transmisión sexual, sida'
Costa Rica es uno de los países que ha logrado avanzar, al igual que otros, como México, pero que también enfrenta retos importantes, sobre todo con la población nicaraguense.
”Los migrantes nicaraguenses se encuentran en condiciones laborales precarias y con mucho menos acceso a servicios de salud. Además, en la frontera tenemos el problema de la explotación sexual comercial de menores de edad nicaraguenses, desde los 10 años de edad, que permanecen allí y se prostituyen tanto en la noche y en el día con transportistas.
”Costa Rica ha venido desarrollando en la frontera lo que han llamado Ferias de Salud, como una manera de intentar acercar los servicios a las personas que están en tránsito por la frontera. Esas son iniciativas que hay que asegurar que se sigan realizando”.
Ese es un caso delicado. Tenemos datos de que solo en el 2010 un millón de haitianos emigraron. En la zona fronteriza hay una situación crítica.
”Uno de los temas más impactantes es la falta de información que impide que las mujeres puedan siquiera buscar servicios de salud. Imagínese que casi el 100% de las personas entrevistadas en un estudio reciente dijeron no conocer qué es el examen de Papanicolaou.
”Aparte de la violencia sexual, en la frontera muchas mujeres declararon haber tenido dos o más parejas en los últimos treinta días”.
Hay que ver que esas personas están aportando grandemente con las remesas a sus países. El promedio en aportaciones en nuestra región va de $2.000 a $4.000 millones por país. En muchos países, el concepto de las remesas se contabiliza dentro de su presupuesto de ingresos. En ese sentido, el esfuerzo que hacen los países por el acceso a servicios de salud tiene implicaciones económicas.
Una de las conclusiones más importantes a las que se llegó, es que realmente hace falta mucha información. Por los pocos registros que se tienen, es muy difícil conocer el estado de salud de las personas migrantes.