Buenos Aires. EFE, AP y AFP Julio César Strassera, el fiscal del juicio que condenó a cadena perpetua a los líderes de la última dictadura militar argentina (1976-1983) y artífice de la frase “Nunca más” que se convirtió en un símbolo de la recuperada democracia, falleció ayer a los 81 años.
“Quiero utilizar una frase que no me pertenece porque pertenece ya a todo el pueblo argentino. Señores jueces: Nunca más”, dijo en su alegato final.
El fiscal trabajó en aquel caso histórico con un equipo de jóvenes porque los funcionarios de carrera no se atrevían a acompañarle en esta aventura.
Strassera basó su estrategia legal en los casos documentados en el informe Nunca más de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, encabezada por el escritor Ernesto Sábato.
El juicio, efectuado entre abril y diciembre de 1985, terminó con penas de prisión perpetua para el dictador Jorge Videla y el almirante Emilio Massera, 18 años de cárcel para el general Roberto Viola, ocho para el almirante Armando Lambruschini y tres años y nueve meses para el brigadier general Orlando Ramón Agosti.
El proceso, comparado con las sentencias a los jerarcas nazis tras la II Guerra Mundial, marcó a Argentina y también la vida de Strassera. Un año después, abandonó el Poder Judicial para desempeñarse como embajador ante la Comisión de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.
En 1990 renunció en protesta por la decisión del presidente Carlos Menem (1989-1999) de indultar a los represores y volvió a ejercer como abogado y a trabajar para organismos de derechos humanos.
En las últimas semanas, Strassera volvió a cobrar protagonismo al manifestar su adhesión a la marcha convocada por un grupo de fiscales en memoria de Alberto Nisman, muerto en circunstancias aún sin aclarar tras denunciar a la presidenta argentina Cristina Fernández, por encubrimiento de los iraníes sospechosos de ser los autores de un atentado contra una entidad judía en 1994.
Metódico y ordenado, Strassera guardaba con celo en los cajones de la mesa de su despacho varios cuadernos manuscritos en los que fue anotando declaraciones, testimonios y detalles del proceso contra la Juntas.
Unos cuadernos que, explicaba en una entrevista con EFE, no pensaba sacar a la luz porque no tenía intención de escribir sus memorias: “Es una cosa que me cuesta mucho trabajo. Hay ciertas cosas que mejor no decir y he tenido cosas no muy agradables”. Secretos que Strassera se ha llevado a la tumba.