Las autoridades esperan llegar a un acuerdo en los próximos ocho días previos a estas fiestas, pero prevén que, en caso contrario, enviarán al Ejército a patrullar las ciudades que aguardan la llegada de miles de turistas.
Los gobernadores de ambos estados han denunciado estas amenazas como una forma de incrementar el pánico en la población y enfatizaron que no hay riesgo de cancelar los carnavales.
Sin embargo, el sentimiento de inseguridad se ha instalado en Bahía, donde los resultados de las protestas han desatado una ola de violencia que ya alcanza las 157 víctimas mortales.
Hasta el momento, la seguridad en Río no se ha visto comprometida como en el estado del noreste. La mañana y tarde de ayer transcurrieron con tranquilidad: ni la Policía ni los bomberos resultaron afectados de manera significativa por el resto de sus compañeros huelguistas, según afirmaron los comandos de ambas instituciones.
La respuesta de las autoridades ha sido rápida en Río. Unos 59 policías ya fueron arrestados por dejar su trabajo o liderar la protesta.
“El Comando de la PM informa de que todas sus unidades están en pleno funcionamiento. No hay paralización de ningún tipo de servicio para los ciudadanos. La PM reitera su compromiso con la seguridad de la población de Río”, sostuvo la entidad en un comunicado.
Frederico Caldas, portavoz de la Policía, dijo que la sanción para quienes paralicen sus funciones será severa.
“Habrá una respuesta dura para los policías que se crucen de brazos. Es inaceptable que rompamos el juramento que hicimos de proteger a la sociedad”, dijo Caldas.
En caso de que la huelga se extienda, las autoridades prevén la llegada a Río de 14.000 soldados y agentes de la Guardia Nacional para garantizar la calma de los festejos, por iniciarse el 17 de febrero.
“De ninguna manera queremos acabar con el carnaval. Comienza en ocho días y tenemos la convicción de que llegaremos antes a un acuerdo”, sostuvo el sargento de Bomberos, Wallace Rodrigues, en una conferencia de prensa de los sindicalistas.