“Tenemos que tener en cuenta, como he hecho yo personalmente, que la situación del país es difícil”, declaró Napolitano.
La reelección del veterano excomunista Napolitano, en la sexta ronda de votaciones, con 738 papeletas sobre un total de 1.007 electores, fue recibida con un largo aplauso en la sala del Parlamento.
En la céntrica plaza externa, grupos de manifestantes, entre ellos numerosos simpatizantes del mediático Movimiento Cinco Estrellas de Grillo, gritaban “verguenza”, “verguenza”, contra su nombramiento, tildado de emblema de un país paralizado.
“Están desesperados. Se trata de un golpe de Estado. Quieren impedir el cambio”, escribió en su blog Grillo, que instó a una marcha de protesta hacia Roma.
El duodécimo presidente de la República italiana aceptó permanecer en el cargo que ocupa desde hace siete años por responsabilidad hacia el país y por la incapacidad de las fuerzas políticas de elegir en el Parlamento, como prevé la Constitución, a una figura nueva.
Napolitano fue reelegido tras el acuerdo pactado entre el Partido Democrático (PD,) de Pierluigi Bersani, y la derecha de Silvio Berlusconi, con el apoyo de las fuerzas moderadas del primer ministro en funciones, Mario Monti.
El líder de la derecha, Berlusconi, declaró sentirse agradecido con Napolitano por haber aceptado el compromiso con el país.