Bruselas. (AFP). Francia y Alemania enfrentan este jueves sus planes para salir de la crisis de deuda en la cumbre de dirigentes europeos, en medio de protestas contra la austeridad en Grecia, que han dejado un muerto, y de negociaciones "que se encaminan" hacia un rescate de la economía española.
Durante la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la Unión Europea (UE) que se celebra en Bruselas, Francia busca que se cumplan los plazos pactados en junio para la creación de un Supervisor Único Financiero, con la firma de un acuerdo político en diciembre, primer paso para la unión bancaria.
Este supervisor de toda la banca de la zona euro, bajo la égida del Banco Central Europeo (BCE), es clave para la recapitalización directa de los bancos españoles, sin que los eventuales préstamos contabilicen como deuda pública.
Alemania no cree que sea posible llegar a diciembre con un acuerdo e insiste que el supervisor no podrá entrar en vigor antes del 2014.
Hollande se ha convertido en el portavoz de España o Italia, mientras que Merkel lidera un grupo de ocho países, según una fuente europea, que quieren darse más tiempo para antes resolver "varias cuestiones técnicas".
Aunque no está en la agenda de la cumbre, el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, volvió a repetir que el gobierno de Mariano Rajoy es el que debe decidir si pedirá un rescate de su economía.
Según una fuente diplomática, España se acerca a una solicitud de ayuda, destinada a lograr la intervención del Banco Central Europeo (BCE) para aflojar la tensión en los mercados de su deuda soberana.
Los rumores provocaron la euforia de los mercados europeos y llevaron la prima de riesgo española, que mide la confianza en la solvencia en un país, por debajo de los 400 puntos por primera vez desde abril.
España quiere aprovechar esta relajación en los mercados para perfilar su solicitud de rescate, el segundo en un año tras haber recibido una línea de crédito de un máximo de 100.000 millones de euros para su banca.
"No creo que la solicitud ocurra durante la cumbre del jueves y viernes. Pero la reunión servirá", según la fuente, para definir las condiciones que se le exigirán a España a cambio de una eventual asistencia financiera.
Sobre todo, Madrid quiere asegurarse de que no habrá nuevas condiciones, en medio de un creciente descontento social que ha sacado durante tres días a la calle a miles de ciudadanos para protestar por los recortes, en particular los que afectan a la educación.
Determinado a reducir el déficit público, el gobierno conservador de Mariano Rajoy anunció ajustes por 150.000 millones de euros entre 2012 y 2014.
"Los españoles no pedirán nada si no están seguros de lo que deben esperar a cambio", dijo la fuente europea.
Según dispuso el BCE, la solicitud deberá hacerse oficialmente al Mecanismo Europeo de Estabilidad (MEDE). Así se cumplirá con el paso previo exigido por la institución dirigida por Mario Draghi para intervenir comprando deuda en los mercados secundarios.
Todo indica que se tratará de una línea de crédito preventiva, la opción "más fácil y eficaz", según Bruselas.
Berlín, que se resistía a tratar un rescate español en este momento, "ha ido cediendo", precisó la fuente.
E incluso la demanda española podría tratarse al mismo tiempo que el desembolso del tramo de 31.500 millones de euros de ayuda a Grecia, pendiente desde junio.
Berlín prefiere tratar las solicitudes en un mismo paquete y no pedir el aval del Bundestag (parlamento) caso por caso, en momentos en que el país se encamina a las elecciones legislativas de septiembre de 2013.
La Comisión Europea (CE) anunció que la troika de acreedores (UE, BCE y Fondo Monetario Internacional) terminó su misión en Atenas, allanando el camino para un acuerdo en Grecia.
Pero la sociedad griega ya no quiere saber nada más de los ajustes. Decenas de miles de personas protestaron en las calles de Grecia, durante una jornada de huelga general, la cuarta en lo que va de año, contra las duras medidas que el gobierno acordó con Bruselas.
Un hombre de 66 años murió, aparentemente a causa de un problema cardíaco, durante la enorme manifestación en el centro de la capital griega, donde la policía lanzó bombas de gas lacrimógeno para dispersar a la multitud.