Ayer, un grupo de 124 gitanos llegó al aeropuerto de Timisoara, en Rumania, según sostuvo la Policía. Los repatriados se suman a los 70 que llegaron el jueves a Bucarest.
Para el presidente rumano, Traian Basescu, “lo que está ocurriendo en Francia prueba la necesidad de un programa europeo de integración”, pedido que Rumania viene formulando desde 2008.
El ministro de Inmigración e Identidad Nacional de Francia, Eric Besson, aseguró que los regresos son voluntarios. Cada adulto que acepta volver recibe 300 euros y los menores de edad 100 euros.
Si bien Rumania y Bulgaria son miembros de la Unión Europea (UE), Francia puede obligar a rumanos y búlgaros a regresar a sus países tras tres meses de estadía.
El presidente francés, Nicolás Sarkozy, opinó a fines de julio que los disturbios callejeros consecutivos a la muerte de un joven por disparos de un gendarme mostraban los problemas que plantea la conducta de algunos gitanos.
Tras una reunión dedicada a los gitanos en la que participaron altas autoridades francesas, el Gobierno afirmó que la mitad de los campamentos ilegales serían desmantelados en un plazo de tres meses.
La ONU criticó a Francia por relacionar la inmigración e inseguridad, mientras que la izquierda francesa acusó al Gobierno de promover racismo de Estado.