Smith, el primer artista de maquillaje honrado en 2011 con un Premio de la Academia a la trayectoria, murió anteayer por la noche en California de causas naturales. Sue Cabral-Ebert, del Sindicato de Maquilladores y Estilistas, confirmó su deceso a la agencia AP.
Aquella estatuilla honorífica no fue la única que obtuvo Smith durante su vida.
En 1985 ganó un Óscar por su trabajo en Amadeus, un premio que compartió con Paul LeBlanc, y en 1990 volvió a ser candidato al galardón por Dad.
Sin embargo, el triunfo fue para el equipo de Driving Miss Daisy.
La filmografía de Smith es amplia e incluye títulos como Requiem for a Heavyweight, The Exorcist, Midnight Cowboy, The Godfather: Part II, Taxi Driver, Poltergeist III y Forever Young.
Ingenio. Sus trabajos le valieron el apelativo de “El padrino del maquillaje” y sentó un precedente en el uso de látex y otros materiales flexibles que facilitaron una interpretación más natural de los actores, en lugar de las tradicionales máscaras rígidas.
Con la ayuda de Smith, un Brando de mediana edad se transformó en el patriarca con papada Vito Corleone y la adolescente Blair en un demonio con cicatrices y mirada salvaje.
Además, un actor treintañero como Hoffman encarnó a un hombre centenario que dice haber sobrevivido la Batalla de Little Big Horn. Smith logró tal transformación con el uso de espuma de látex y un nuevo tipo de pestañas postizas flexibles, con las cuales logró capturar la vejez extrema del protagonista en el filme Little Big Man.