Rangún (AFP). Unas 115.000 personas desplazadas, que huyeron de la violencia en el oeste birmano, carecen de cuidados básicos, advirtió este jueves Médicos sin Fronteras (MSF). Además, la mayoría de niños padecen desnutrición, en lo que la organización describe como una verdadera urgencia humanitaria.
Los afectados, principalmente miembros de la minoría musulmana de los rohingyas, fueron desplazados por dos olas de violencia entre budistas de la etnia rakhine y musulmanes. La disputa dejó unos 180 muertos en el estado de Rakhine en 2012.
Según un comunicado difundido por MSF, los desplazados carecen de agua potable, no tienen acceso a cuidados médicos y viven en ausencia total de servicos básicos.
Los rohingyas son considerados por la Organización de las Naciones Unidas como una de las minorías más perseguidas del planeta.
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