Teherán. AFP. La cumbre de los Países No Alineados con representantes de 120 naciones que culminó el viernes en Teherán rompió un poco el cerco diplomático que Occidente quiere imponer a Irán, aunque sus esfuerzos por mejorar su imagen chocan con su controvertido programa nuclear, aseguran los analistas.
Aunque solo unos 30 jefes de Estado acudieron a la cita, y a pesar de las críticas del secretario general de Naciones Unidas , Ban Ki-moon, los dirigentes y los medios iraníes vieron en la cumbre “el mayor éxito de la historia de Irán”, según publicó ayer un periódico oficial.
Sin embargo, la publicación durante la cumbre del último informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIEA) fue un recordatorio de que el controvertido programa nuclear de Irán sigue siendo un obstáculo entre el país y parte de la comunidad internacional.
El informe confirmó que Teherán sigue desarrollando sus capacidades de enriquecimiento de uranio en violación de seis resoluciones del Consejo de Seguridad de la ONU y que las autoridades siguen impidiendo a la agencia de Naciones Unidas verificar que su programa no tiene objetivos militares.
“Irán dijo en la inauguración de la cumbre que su programa nuclear pacífico era víctima de una conspiración (de las grandes potencias), un discurso que contradice los hechos, y que demuestran que Teherán impidió a la AIEA hacer su trabajo”, dijo Mark Hibbs, analista de asuntos nucleares.
Por su parte, Mohamad Saleh Sedghian, director del Centro Árabe de Estudios iraníes, afirmó que “la cumbre quizás mejore un poco la imagen de Teherán durante un tiempo pero Irán tiene intereses contradictorios con los demás países no alineados”.