Más que minoritarios en un país que, sin embargo, se ufana de ser el líder de la igualdad, los republicanos estiman que es hora de cambiar de régimen.
“La monarquía es algo de otro siglo que no corresponde a los valores de la democracia”, arguyó Anjo Clement, presidente de la Asociación de Republicanos holandeses (NRG), una asociación creada en 1998 y que asegura tener a más de 1.600 miembros, una gota en este mar de 17 millones de habitantes.
Los republicanos aseguran que se van a manifestar con “buen humor” en una plaza del centro de Ámsterdam, vestidos todos de blanco cuando la mayoría de los holandeses pondrá en evidencia el color nacional, el naranja, el día en que el príncipe de Holanda, Guillermo Alejandro, sea coronado rey tras la abdicación de su madre, la reina Beatriz , el 28 de enero. Su esposa, la argentina Máxima Zorreguieta , será reina consorte.
“El blanco es el contraste con respecto a la fiebre naranja que invade el país y es un color neutro que reúne los colores de todos los partidos políticos”, agregó Clement, que ya conoce cuál será su próxima batalla: el salario del futuro rey.
“Ganará más de 800.000 euros por año y no pagará impuestos, no es normal”, añadió este exfuncionario de 67 años. El NRG lanzó, de hecho, una petición oficial para reducir esa partida.
Tres cuartos de los holandeses no dudan de la monarquía, según la encuesta publicada el sábado por el periódico protestante Trouw.