Montevideo AP Tabaré Vázquez, que asumió ayer la presidencia de Uruguay, anunció que hará un profundo análisis de los efectos que ha tenido en la sociedad la llegada de refugiados sirios y de liberados de la cárcel de Guantánamo.
Esta revisión se hará antes de decidir si se sigue adelante con esa política, tal como pretendía su inmediato antecesor José Mujica.
El gobierno de Mujica recibió a un grupo de 42 refugiados sirios y seis liberados de Guantánamo, pero la prometida llegada de otro contingente de 72 sirios está pendiente.
No fue la única diferencia que Vázquez marcó con Mujica. Dijo que la primera “seña de identidad” de su gobierno será “respeto absoluto de la Constitución y la ley. Dentro de la constitución y la ley, todo. Fuera de ellas, nada”.
Durante su presidencia, Mujica justificó algunas decisiones de su gobierno, al señalar que lo político había primado por sobre lo jurídico, y tuvo repetidos choques con la Suprema Corte de Justicia que consideró inconstitucionales varias leyes sancionadas en el periodo.
Inflación. Asimismo, el nuevo presidente se comprometió a que, en 18 meses, la inflación baje del actual 9% anual, a un rango de entre 3% y 7%, a reducir los asaltos con violencia, cuya cifra no ha parado de ascender en los últimos años, y a enviar un proyecto de ley con duras penas para los que cometen actos violentos en los espectáculos deportivos.
También anunció que su gobierno entregará tabletas electrónicas a los jubilados en forma gratuita y pondrá en funcionamiento un sistema para el cuidado de discapacitados y ancianos que no pueden valerse por sí mismos.
Más tempano, en su discurso ante el Parlamento, Vázquez fijó como prioridades de su gobierno la educación pública, la salud y la vivienda, e instó a la unidad nacional para lograrlo.
Vázquez dijo que su gobierno se inspirará en el legado del prócer José Artigas (1764-1850), en su lucha por la libertad y los derechos de los desposeídos.