Nairobi
La Unión Africana (UA) advirtió que no permitirá "otro genocidio" en el continente, en alusión al deterioro de la situación en Burundi, que se encuentra al borde de la guerra civil tras una escalada de violencia en los últimos meses.
"África no permitirá otro genocidio en su suelo", manifestó el Consejo de Paz y Seguridad de la organización panafricana a través de su perfil de Twitter.
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"Es necesaria una acción urgente para parar los asesinatos", avisó este organismo, donde Burundi vuelve a tener presencia a partir de este jueves.
El director del Departamento de Paz y Seguridad de la UA, el mauritano El Ghasim Wane, explicó que la organización estudia desplegar soldados de paz en Burundi, donde la mayoría de asesinatos y ataques se han dirigido contra la oposición y detractores del presidente, el hutu Pierre Nkurunziza.
El pasado mes de abril comenzaron una serie de violentas protestas después de que Nkurunziza anunciase su intención de presentarse a las elecciones por tercera vez, algo prohibido por la Constitución.
Las elecciones se celebraron y Nkurunziza ganó los comicios el pasado julio con un 69% de los votos, un resultado que la comunidad internacional no ha reconocido por la falta de garantías durante su celebración.
Al menos 400 personas han sido asesinadas en Burundi desde el 26 de abril, aunque se estima que la cifra real de fallecidos es mucho mayor, y más de 220.000 se han visto obligadas a abandonar el país, denunció hoy el alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra'ad al Husein.
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La ola de violencia está arrastrando al país a un conflicto que algunos califican de étnico, aunque desde la oposición se asegura que están muriendo burundeses de las dos tribus mayoritarias, hutus y tutsis.
La historia de Burundi ha estado sacudida por la violencia étnica, incluidos dos sucesos calificados como genocidios: la masacre de hutus por el Ejército dominado por tutsis en 1972, y el asesinato masivo de tutsis por hutus en 1993.
Ambas etnias protagonizaron el genocidio de 1994 en la vecina Ruanda, donde unas 800.000 personas —según cifras de la ONU— fueron asesinadas, la mayoría de la etnia tutsi.
Este jueves, activistas y defensores de los derechos humanos burundeses pidieron la intervención de la comunidad internacional para evitar que el conflicto de Burundi termine en "otra guerra como la de Ruanda".