Tacloban, Filipinas. AFP. Tres millones de niños filipinos se han visto afectados, de una manera u otra, por el tifón que destruyó los medios de subsistencia de millones de personas, campesinos, comerciantes o pescadores, de acuerdo con la ONG Save the Children.
“Hemos hablado con niños que han perdido a sus padres. Algunos explican que deben escarbar entre los escombros para encontrar algo que comer y agua. Es algo muy perturbador para ellos”, dice Abril Sumaylo, portavoz de la ONG.
Desde la desaparición de sus padres y sus tres hermanos y hermanas en el tifón que devastó el puerto filipino de Tacloban, la niña Nica Cabutin, de 8 años, vive en un orfanato improvisado adonde deben llegar dentro de poco más niños.
Nica fue encontrada, conmocionada, en las ruinas de Tacloban, en la isla de Leyte, aferrada a pedazos de tablas enlodados después del reflujo de las aguas que sumergieron la ciudad y causaron miles de muertos. Ahora vive bajo la protección de asistentes sociales en un antiguo centro para mujeres maltratadas cuyos muros, pero no el tejado, resistieron al cataclismo.
La casa de Nica y su familia fue “arrastrada por el mar”, explica la responsable del centro, repitiendo las palabras que dijo la niña sobre los acontecimientos del 8 de noviembre, cuando uno de los tifones más poderosos jamás vistos se abatió sobre las islas centrales del archipiélago filipino.
“Ella nos dice que estaba en el segundo año de la escuela primaria y pensamos que tiene 8 años”, afirma Carmela Bastes bajo la mirada extraviada de Nica, cuyos cabellos han sido cortados para poder curarle las dos heridas que tiene en la cabeza.
El personal del centro ha buscado en vano a su familia en el barrio desolado de Alimasag. Eran seis personas y ahora solo queda ella, huérfana en medio de un paisaje desolador donde las tempestades suceden a las tempestades.
Según el último balance provisional de la ONU, el tifón Haiyan habría causado más de 4.000 muertos. Nica es una de las primeras huérfanas de Tacloban en ser confiada a la asistencia pública desde el paso del tifón, según Liliosa Baltazar, directora de Asuntos Sociales de la ciudad.
Las autoridades de Filipinas han restablecido algunos servicios básicos y continúan con la recogida de cadáveres en las zonas afectadas , cuando se cumplen diez días del paso del tifón.
Según el Gobierno filipino, la ciudad de Tacloban ya cuenta con agua corriente, mientras que las principales carreteras de la localidad han quedado libres de escombros y desperdicios.
Eso facilitará aún más la entrega de agua y comida a los más necesitados en Tacloban. Pero, a pesar de los avances en las infraestructuras, las ONG presentes en Tacloban instan a no ralentizar el paso de la ayuda internacional.