Teherán
La campaña para los comicios presidenciales del 19 de mayo comenzó este viernes en Irán con seis candidatos en liza, entre ellos el presidente saliente Hasán Ruhaní, pero no su predecesor en el cargo, Mahmud Ahmadineyad.
A un mes de los comicios, Rohani figura como el favorito para lograr un segundo mandato de cuatro años.
En el 2013 Ruhaní fue elegido en la primera vuelta con poco más de 50% de los votos, favorecido por una importante movilización del electorado reformista, pero también por la división de los conservadores.
En esta ocasión los conservadores no lograron hasta ahora unirse detrás de un candidato único y presentan tres aspirantes.
El expresidente Ahmadineyad no puede presentarse, pero su descalificación por el Consejo de Guardianes de la Constitución, anunciada el jueves, no es una sorpresa.
El guía supremo iraní, el ayatolá Alí Jamenei, ya le había aconsejado en setiembre que no se presentara para evitar una "polarización" de la vida política.
Durante los últimos años de la presidencia del ultraconservador Ahmadineyad (2005-2013), su actitud desafiante frente al poder generó numerosas críticas de los conservadores.
"Una vez que el guía supremo le pidió que no se presentara era imposible que su candidatura fuera aprobada por el Consejo de Guardianes", controlado por religiosos conservadores nombrados por Jamenei, afirmó Clement Therme, investigador especializado sobre Irán en el International Institute for Strategic Studies.
"Durante su segundo mandato (Ahmadinejad) desafió incluso al clero. No es útil para el sistema", agregó.
Un total de 1.636 candidatos, de los cuales 137 mujeres, se presentaron oficialmente para estos comicios.
Pero el Consejo de Guardianes solo ha dado su visto bueno a seis candidatos, tres conservadores y tres del bando moderado y reformista, entre ellos Ruhaní.
Banderazo a la campaña. El Consejo sorprendió al anunciar el jueves por la noche el comienzo inmediato de la campaña, con una semana de antelación sobre el calendario previsto. De hecho, no se informó sobre ninguna actividad electoral particular este viernes en Teherán.
Para esta campaña la comisión electoral decidió no autorizar debates por televisión en directo, lo que provocó las críticas de Ruhaní y de candidatos conservadores.
Ruhaní deberá esmerarse para defender su gestión, criticada por numerosos iraníes, en particular en el plano económico y social.
Sus esfuerzos para normalizar las relaciones con Occidente fueron ampliamente respaldados, pero la normalización no logró estimular el crecimiento, que sigue siendo muy bajo para reducir una tasa de desempleo superior al 12%.
Entre los conservadores se destaca el ascenso del religioso Ebrahim Raisi, de 56 años. Poco conocido por la opinión pública, es percibido como un allegado al ayatolá Jamenei, que lo nombró en el 2016 al frente de la poderosa fundación caritativa Astan Qods Razavi, con sede en el ciudad santa de Mashhad (noreste).
Algunos adelantan que Raisi podría retirarse en el último momento en beneficio del actual alcalde conservador de Teherán, Mohamad Bagher Ghalibaf, segundo en el 2013 detrás de Ruhaní.
Este excombatiente de los Guardianes de la Revolución, veterano de guerra, que también dirigió la policía nacional, podría ser el candidato único de los conservadores.
Frente a los conservadores, el bando de los moderados y reformistas está también representado por el primer vicepresidente Eshagh Jahanguiri.
Jahanguiri es percibido como un candidato de apoyo a Ruhaní, en particular por la defensa del balance del gobierno en los debates televisivos.
El sexto candidato, el reformista Mostapha Hashemitaba, es un desconocido.
Los iraníes acogieron de diferente forma la descalificación de Ahmadineyad, que aún es popular entre los iraníes más humildes, a pesar de su gestión economica globalmente negativa.
"Pienso que Ahmadineyad no debería haber sido descalificado", reaccionó Mohmad Barjodar, un joven de 20 años. "Era un presidente que asumía riesgos, distribuyendo dinero a los pobres o dando viviendas. Tenía una gran ambición para el programa nuclear de Irán. Ruhaní no toma ningún riesgo", agregó.
Pero otros dicen estar satisfechos. "Tendían que haberlo descalificado hace 12 años", antes de que se convirtiese en presidente, lamentó un iraní en su cuenta de Twitter.