Londres. AFP. Cuando Gran Bretaña prohiba el khat , Mohamod Ahmed Mohamed cerrará su negocio. Pero lo que más le preocupa es qué hará la comunidad somalí sin la hierba, centro de su vida social.
“Puedo abrir otro negocio, pero ¿dónde van a ir los jóvenes? ¿La calle, la mezquita, las drogas duras?”, se preguntó.
“¿Por qué nosotros? No verás nunca a nadie tirado en la calle por el khat ”, argumentó.
Mohamed abastece de khat ( Catha edulis ) a la mayoría de los 100.000 somalíes –uno de los grupos inmigrantes más desfavorecidos– así como a los etíopes y yemeníes en Gran Bretaña.
Su empresa ingresa más de $780.000 mensuales por la venta del estimulante.
Pero los camiones que mueven cientos de cajas de khat podrían quedar parados después de que el Gobierno británico anunciase su intención de prohibir la hierba, contra la opinión de los expertos asesores del país.
Los expertos indican que no hay evidencias de que sea malo para la salud, salvo pocos casos en que se asoció con problemas hepáticos.
La noticia sobre la prohibición, que tiene aún que ser aprobada por el Parlamento, conmocionó a las comunidades que mastican khat en Gran Bretaña.
El khat , tambien llamado miraa , ha sido usado durante siglos en el Cuerno de África. Sus ingredientes psicoactivos, la catinona y la catina, son similares a las anfetaminas pero no tan fuertes, estimulan la elocuencia de sus consumidores y les mantienen despiertos.
Los hombres se reúnen a masticarla en locales llamados ‘mafrishes’, mientras que las mujeres lo hacen en casa.