Brasilia EFE La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, dijo ayer que quienes promuevan un juicio político con miras a su posible destitución deberán justificar por qué y advirtió de que la sociedad brasileña “no aceptará rupturas” democráticas.
“Dejen de buscar una tercera vuelta electoral. Las elecciones ya acabaron y una tercera vuelta no puede ocurrir, a menos que alguien quiera una ruptura democrática”, dijo Rousseff a periodistas, tras un acto público celebrado en el palacio presidencial de Planalto.
La mandataria aludió así a manifestaciones promovidas para el próximo domingo por grupos opositores que, en sus convocatorias, dicen que persiguen solicitar un juicio político contra Rousseff por su supuesta responsabilidad en las tramas de corrupción detectadas en la empresa Petrobrás y la delicada situación económica del país.
Por el caso Petrobrás, el Tribunal Supremo decidió investigar a 49 dirigentes políticos , entre los cuales figuran los presidentes de las dos cámaras legislativas y otros 32 parlamentarios, en su gran mayoría oficialistas.
En relación con las protestas, Rousseff diferenció las que piden un juicio político en su contra a las de los cacerolazos que se escucharon la noche del domingo en varias ciudades del país, en momentos en que ella dirigía un mensaje en cadena nacional por el Día Internacional de la Mujer.
“En Brasil, las personas se pueden manifestar y tienen espacio y derecho para eso”, declaró Rousseff, quien apuntó que ella es “de una época en que la gente que protestaba acababa en la cárcel y podía ser torturada y muerta”, en alusión a la dictadura.
Según la mandataria, “el hecho de que Brasil haya pasado por este proceso democrático y garantice el derecho a la manifestación es muy valorado por todos” y es necesario “entender que, en democracia, se debe convivir con las diferencias y las críticas”.
Rousseff agregó que, siempre y cuando las manifestaciones sean pacíficas, “son parte de las reglas del juego democrático” y que la sociedad “está ya madura como para entenderlo”.
La jefa de Estado volvió a defender el ajuste fiscal que promueve su Gobierno para equilibrar las cuentas públicas, que el año pasado cerraron en rojo, y aseguró que también apunta a una retomada del crecimiento de la economía, que está al borde de la recesión.
Rousseff sostuvo que el ajuste servirá para “corregir” una serie de distorsiones económicas y dijo estar convencida de que, para fin de este mismo año, la economía nacional puede llegar a mostrar “un cierto crecimiento”.
No obstante, apuntó que “es muy prudente que el país perciba que precisa de estabilidad” y que es necesario “suavizar todas las situaciones de conflicto”, pues Brasil enfrenta ahora una “fase más profunda de la crisis económica internacional”.