Siete noches a la semana, Cheikhou de 13 años y su hermano menor Bamba se dirigían a una cabaña de madera que compartían con decenas de otros niños descalzos que se dedicaban a la mendicidad. Acostados, todos cubrían el piso con sus cuerpos.
Una noche alguien tiró una vela y aquel lugar se convirtió en un infierno. Cheikhou se despertó ante los gritos de las personas. Se sumó a unos 50 menores que intentaban huir por la puerta mientras los vecinos llenaban cubos de plástico con agua en un intento inútil por sofocar el fuego.
Cheikhou logró ponerse a salvo, pero al menos ocho chicos perdieron la vida, entre ellos su hermano de 10 años y tres primos de menor edad.
La tragedia atrajo nuevamente la atención a la situación de decenas de miles de talibes (alumnos religiosos islámicos) senegaleses que son obligados a la mendicidad.
En este país del oeste de África, más de 50.000 chicos son obligados a mendigar durante los años que pasen en las escuelas de internado llamadas daaras, según la organización Human Rights Watch.
El gobierno ha intentado durante años prohibir la práctica, pero está profundamente arraigada en Senegal, donde muchos padres pobres la consideran la única opción educativa para sus hijos.
Un número desconocido de talibes han muerto arrollados mientras mendigaban entre el tránsito, pero la tragedia ocurrida en marzo parecía que tendría un peso importante. Tres morabitos (profesores) fueron detenidos para interrogarlos y el presidente Macky Sall dispuso el cierre de todas las daaras que no reunieran los requisitos de calidad.
"Se adoptarán medidas para poner fin a la explotación de los menores con el pretexto de que son talibes", dijo Sall. "Esta tragedia nos obliga a intervenir e identificar todos estos sitios donde existan. Estos lugares serán cerrados y los niños devueltos a sus padres", agregó.
Sin embargo, nueve meses después de aquellas palabras firmes, nadie está detenido y tampoco fue cerrada ni una sola daara.
"En verdad nos sentimos traicionados... es verdadera esclavitud", dijo Bamba Fall, alcalde adjunto en el vecindario de Medina, de Dakar, donde ocurrió el fatal incendio.
El funcionario cree que el caso penal fue desechado por exigencias de los líderes religiosos de mayor rango.
En entrevista con la agencia de noticias AP, Fall afirmó: "Los niños eran explotados de día y apiñados de noche; hasta que murieron".