Golfo Pérsico
Los militares estadounidenses responsables de los ataques 'selectivos' en el norte de Irak se muestran convencidos de que su misión es un esfuerzo humanitario, encaminado a proteger a sus compatriotas y a los civiles.
El pasado 8 de agosto, tras recibir la orden del presidente de EEUU, Barack Obama, cazabombarderos estadounidenses comenzaron a atacar contra posiciones en Irak del grupo yihadista radical Estado Islámico (EI), con el fin de detener su avance sobre el Kurdistán.
Los cazas que a diario golpean a los radicales parten del portaaviones 'USS George H.W. Bush', que Efe visitó mientras surca las aguas septentrionales del golfo Pérsico.
“Estoy muy satisfecho con cómo estamos llevando a cabo la misión en Irak, que tiene dos objetivos y que está cumpliendo exactamente lo que el presidente nos ordenó”, dijo el contraalmirante DeWolfe Miller.
Miller recordó que el principal objetivo de la operación es la asistencia humanitaria a los desplazados que huyen del EI y la protección del personal estadounidense que se encuentra sobre el terreno.
La mayor parte de ese personal se encuentra en Bagdad y en Erbil, la capital del Kurdistán iraquí, hacia donde trataban de avanzar los yihadistas cuando comenzaron los bombardeos de EEUU.
Los cazabombarderos F/A-18 Hornet salen cada día del 'USS George H.W. Bush', el portaaviones nuclear más moderno de la flota estadounidense, para atacar objetivos del EI en la zona del Kurdistán y cerca de la ciudad de Sinyar, donde decenas de miles de miembros de la minoría yazidí huyeron para evitar ser masacrados.
En el golfo Pérsico, EE. UU. tiene unidades aéreas en Omán, Emiratos Árabes Unidos, Catar, Jordania, Turquía y Baréin, donde está la sede de su Quinta Flota, encargada de vigilar la zona de Oriente Medio, golfo Pérsico y Asia Central.
Junto a la misión estadounidense, el Reino Unido también envió un avión espía Rivert Joint al norte de Irak para recabar información de reconocimiento sobre el avance yihadista.
El capitán Dan Cheever, comandante del escuadrón Carrier Air Wing 8 (CVW-8) del portaaviones, dijo que la meta de su misión es facilitar ayuda a los civiles que son perseguidos por el Estado Islámico.
Por eso, destacó, la base de sus acciones es de naturaleza humanitaria, y en segundo lugar responde al mandato dictado por Obama de proteger a los funcionarios y militares estadounidenses en territorio iraquí.
Sin embargo, la realidad parece ser más compleja que una mera misión humanitaria.
Los bombardeos de Estados Unidos sobre las posiciones más adelantadas de los yihadistas han permitido a las tropas kurdas avanzar en los últimos días sobre áreas que habían perdido y recuperar las localidades de Majmur y de Gwer, en los límites del Kurdistán iraquí.
Este sábado, los cazas llevaron a cabo una de sus jornadas más intensas de ataques desde que comenzó su intervención.
Desde primera hora del sábado, los aviones de guerra estadounidenses ayudan a los kurdos a recuperar la presa de Mosul, que cayó en manos de los insurgentes el pasado 8 de agosto, y continuarán dando constantes golpes al EI, según dijo el general kurdo Abdelrahman Kurini.
Según fuentes de seguridad iraquíes, al menos 28 combatientes del grupo yihadista murieron hoy en esos bombardeos.