Jerusalén. AFP. La Policía de Israel anunció el fin de las restricciones de acceso de musulmanes a la explanada de las Mezquitas, impuestas el domingo tras la muerte de dos israelíes a manos de un palestino.
Además, Israel demolió dos viviendas de palestinos autores de atentados, después de que el lunes, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, ordenó endurecer la represión, en un contexto de violencia en Cisjordania ocupada y Jerusalén Este.
“Por ahora, la decisión es volver a los procedimientos normales, sin restricciones de ingreso para los fieles”, declaró el portavoz policial Luba Samri.
Esta decisión entrará en vigencia este miércoles para la oración de los musulmanes.
En la noche del sábado anterior, un palestino que acababa de matar a dos israelíes, fue ultimado por la Policía.
Al día siguiente, Israel adoptó una medida excepcional al prohibir durante dos días –domingo y lunes– el acceso a la Ciudad Vieja a la inmensa mayoría de los 300.000 palestinos de Jerusalén Este que no viven en este sector de la ciudad.
En la explanada de las Mezquitas, tercer lugar santo para los musulmanes, se prohibió el acceso a los varones menores de 50 años, una disposición inaceptable para los fieles del islam.
Castigo familiar. Este martes, al menos dos viviendas pertenecientes a las familias de dos palestinos autores de ataques, muertos durante los hechos, fueron destruidas en Jerusalén Este, ocupada y anexada por Israel, indicó el Ejército israelí.
Un periodista constató la destrucción de la casa de Gasan Abu Jamal, quien, junto a su primo Udai, mató a cinco personas en un atentado perpetrado en una sinagoga de Jerusalén Oeste en noviembre del 2014, antes de morir por disparos.
En el mismo barrio de Jabal Mukabber, el Ejército anunció haber destruido la casa de la familia de Mohamed Jaabis, ultimado en agosto del 2014 en Jerusalén, cuando atacó un autobús con una excavadora.
Estas viviendas fueron destruidas después de que Netanyahu anunció la aceleración de las demoliciones punitivas y mano dura frente a la ola de violencia que golpea a Cisjordania y Jerusalén Este y que ha despertado el espectro de una tercera intifada.
Escalada. Por su parte, el presidente palestino, Mahmud Abás, dijo, tras estas demoliciones, que no desea una escalada de violencia con Israel, su posición más clara desde que las tensiones se dispararon en los últimos días.
“No queremos una escalada militar y de seguridad con Israel. Les decimos a nuestras fuerzas de seguridad, a nuestros movimientos políticos, que no queremos una escalada, pero deseamos protegernos”, manifestó Abas en una reunión de la dirección palestina.
“Queremos alcanzar una solución política por la vía pacífica y de ninguna otra manera”, añadió, aludiendo al añejo conflicto.
El martes, un centenar de jóvenes enmascarados atacaron a pedradas a soldados israelíes en Belén, Cisjordania, tras el funeral de Abdel Rahman Abdalá, un palestino de 13 años, muerto la víspera por disparos israelíes.
Las fuerzas israelíes replicaron con gases lacrimógenos y balas de goma, constató un periodista de la AFP.
“Mi hijo se fue al colegio y nunca regresó”, expresó Dalal, la madre del adolescente, poco antes de su entierro, en el que participaron miles de personas. Para ella, su hijo “murió por la patria”.
También estallaron enfrentamientos en Qalandia y Hebrón, en Cisjordania, y en Jerusalén Este. El Ministerio de Salud palestino indicó que 54 palestinos fueron hospitalizados el martes.
El asesinato, la semana pasada, de una pareja de colonos que viajaba con sus hijos marcó el inicio de la ola de violencia.
El sábado pasado, dos israelíes murieron apuñalados por un palestino que fue muerto por la policía.
Por otro lado, dos palestinos de 13 y 18 años murieron en enfrentamientos con soldados israelíes en Belén y Tulkarem, en Cisjordania.
Otro joven palestino se encontraba entre la vida y la muerte en Jerusalén Este tras enfrentamientos con el ejército.
Netanyahu anunció toda una serie de medidas, entre ellas el despliegue de cientos de soldados adicionales en Cisjordania y de miles de policías en Jerusalén, así como la instalación de cámaras en las calles de Cisjordania para proteger a los colonos.
Netanyahu tiene que lidiar además con la cólera de los colonos y la presión dentro de su gobierno que exigen no sólo reprimir con mano dura estos hechos de violencia, sino también responder con la construcción de nuevos asentamientos.