Moscú. AP y AFP. Irán contará con un avanzado sistema de defensa antiaérea, que podría incrementar de forma importante la capacidad militar, después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, abrió el camino para la entrega de misiles S-300.
La decisión fue de inmediato bien recibida por Teherán, pero preocupó a Israel, que lo ve como una señal de que Irán ha comenzado a sacar provecho del acuerdo nuclear alcanzado con potencias mundiales y que se espera esté listo en junio.
El secretario de Estado estadounidese, John Kerry, objetó la decisión en una llamada telefónica al ministro de Relaciones Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, y la Casa Blanca indicó que tal medida podría amenazar los planes para levantar las sanciones que pesan sobre Irán como parte del acuerdo.
Rusia firmó un contrato para vender a Irán el sistema de misiles para defensa S-300 en el 2007, por $800 millones, pero más tarde suspendió su entrega debido a las fuertes objeciones de Estados Unidos e Israel.
Moscú levantó su prohibición al considerar que el acuerdo marco que firmaron en Lausana las grandes potencias y Teherán le permite tomar esa decisión, sin esperar al fin de las sanciones contra el régimen iraní.
Tras el anuncio, el Pentágono expresó su preocupación.
“Nuestra oposición a estas ventas es pública y de larga data. Creemos que no ayuda”, declaró el portavoz del Pentágono, coronel Steve Warren.
Para Israel, la decisión de Rusia es el “resultado directo de la legitimidad concedida a Irán” con la negociación en curso.
Es “la prueba de que el crecimiento económico posterior al levantamiento de las sanciones será explotado por Irán para armarse”, expresó el ministro de Inteligencia, Yuval Steinitz.
Desde la óptica de Irán, la decisión contribuye a que “haya estabilidad y una seguridad duradera en la región”, dijo el ministro de Defensa, Hosein Dehghan.
El 2 de abril, Irán y el grupo 5+1 (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Rusia y Alemania) firmaron en Lausana un acuerdo marco sobre el programa nuclear iraní , después de meses de negociaciones.
Ahora tienen hasta finales de junio para solucionar los aspectos técnico-jurídicos de ese pacto y firmar un texto definitivo.
El texto provisional impone un mayor control de las instalaciones nucleares iraníes para evitar que el país se dote del arma atómica. A cambio, Teherán exige el levantamiento de las sanciones económicas que asfixian su economía.
Antes y ahora. El entonces presidente Dimitri Medvédev había prohibido en el 2010 la entrega de misiles S-300 a Irán, con base en la resolución de Naciones Unidas para sancionar a Teherán por su programa nuclear.
Lavrov arguyó ayer que la prohibición de entregar los misiles S-300 no estaba vinculada con la resolución de Naciones Unidas, sino con la voluntad de Moscú de hacer todo lo posible por “estimular el proceso de negociaciones” sobre el programa nuclear iraní.
Por tanto, alegó, al no haber relación con el embargo decidido por Naciones Unidas, Rusia no tiene por qué esperar a que el Consejo de Seguridad levante las sanciones impuestas a Teherán.
En realidad, Medvédev firmó un decreto presidencial en el 2010 “sobre las medidas necesarias para aplicar la resolución 1929” de Naciones Unidas, afirmó.
Lavrov indicó que esos cohetes “tienen un carácter estrictamente defensivo y no constituyen ninguna amenaza para los Estados de la región, incluido, por supuesto, Israel”.
Trato bilateral. Lo anunciado por el Kremlin llega tras meses de conversaciones entre Moscú y Teherán. A inicios de año, Rusia e Irán firmaron un protocolo de acuerdo para reforzar la “cooperación militar bilateral”, en la visita del ministro ruso de Defensa, Serguéi Choigu, a Teherán.
Moscú propuso entonces la entrega de Antei-2500, una nueva versión de los misiles S-300.
Irán y Rusia se han visto afectados por sanciones económicas de Estados Unidos y Europa: Teherán, por su programa nuclear, y Rusia, por su implicación en el conflicto ucraniano.
Ambos países, que han reforzado su cooperación en el ámbito económico en los últimos años, son los principales apoyos del régimen sirio de Bashar al-Asad.
Pero sus relaciones se han visto perjudicadas desde el inicio de la crisis diplomática internacional en torno al controvertido programa nuclear iraní.