Washington. AFP. Después de cinco años de espera, el afgano Mohamed Janis Shinwari, que fue intérprete de las tropas estadounidenses en Afganistán, se siente aliviado de estar en Estados Unidos, pero teme por la vida de los compañeros que se quedaron.
“Estoy muy preocupado por mis amigos. No tienen protección”, dijo Shinwari, de 36 años, quien reclama la atención del Gobierno estadounidense y pide que saque de Afganistán a otros intérpretes que “si son capturados por los talibanes, van a ser asesinados”.
Shinwari se ha instalado con su esposa y dos hijos en los suburbios de Washington, gracias a la ayuda de un soldado estadounidense, Matt Zeller, a quien salvó la vida en el campo de batalla.
Cuando Zeller concluyó su misión en el 2008, prometió a Shinwari, a quien considera un “hermano”, que conseguiría una visa para que él y su familia pudieran vivir en su país.
“No me imaginaba que pudiera tardar cinco años”, dijo Zeller, sentado junto a su antiguo traductor en el sofá de su apartamento.
La demanda de visa de Shinwari fue bloqueada y su amigo estadounidense persuadió a legisladores y medios de comunicación para que atendieran el caso.
En Kabul, Eshan, un compañero de Shinwari, cuenta que vive separado de su familia para evitar ponerla en peligro. Con la retirada gradual de las tropas estadounidenses se están realizando menos patrullajes de vigilancia, y la necesidad de traductores disminuye.
Eshan siente que los trámites de su visa van despacio, a pesar de las cartas de referencias de los estadounidenses con los que ha trabajado. “No tengo ningún ingreso, no tengo trabajo”. “Si no me dan trabajo, ¿por qué me deniegan la visa?”. Cuenta que unos hombres han acudido a la casa de su padre para advertirle que le encontrarán para cortarle la cabeza.
El Departamento de Estado ha dicho que está trabajando para expedir una visa especial de inmigrante para los afganos y que el ritmo de entrega aumentó considerablemente el año pasado.
En 2013, cerca de 1.600 afganos, la mayoría intérpretes y sus familias, recibieron visas, diez veces más que el año anterior, detalló un funcionario que habló en condición de anonimato.
En total, unos 3.720 afganos que trabajaron para el Gobierno estadounidenses y sus familias han obtenido visas bajo un programa aprobado por el Congreso en 2009.
Pero Zeller y otros que abogan por ellos dicen que con la retirada de las tropas de OTAN, en el 2014, miles corren peligro.