Washington. AFP. Falta de coordinación, carencia de armamentos cruciales, comandos que no siempre están a la altura: las debilidades persistentes de las fuerzas militares afganas contra los talibanes, obligan a Estados Unidos a prolongar su misión sobre el terreno.
El presidente demócrata, Barack Obama, anunció, el jueves, el mantenimiento de 9.800 soldados estadounidenses en Afganistán en 2016. Y 5.500 soldados permanecerán después de ese año en unas cuantas bases.
La misión seguirá centrándose en entrenamiento y operaciones antiterroristas, y no volverán a tener un rol de combate.
Obama fue elegido en 2008 con la promesa de poner fin a las largas guerras en Afganistán e Irak, pero la decisión del Gobierno de Estados Unidos tiene en cuenta la situación actual en el terreno.
Los talibanes han hecho con éxito varias ofensivas en 2015, sobre todo en la provincia sureña de Helmand, y Kunduz, en el norte.
En todas las ocasiones las fuerzas afganas se replegaron, antes de que una combinación de fuerzas especiales locales y tropas especiales de Estados Unidos, con ayuda de la Fuerza Aérea estadounidense, llegaran a recuperar la situación.
En Helmand, “nuestros medios y nuestros consejeros han ofrecido apoyo invaluable, sin el cual el Ejército afgano probablemente habría sufrido muchas pérdidas y un revés estratégico”, explicó, la semana pasada, el general John Campbell, en un testimonio muy detallado ante el Congreso de Estados Unidos.
¿Cuáles son los males del Ejército afgano? Las operaciones hechas de forma “incoherente y desorganizada”, y la incapacidad de “digerir información” para aprovecharla al tope, dijo Campbell.
Las pérdidas del Ejército afgano han aumentado considerablemente este año con 4.302 soldados muertos entre el 1.° de enero y el 31 de julio, contra 3.337 el año pasado en el mismo periodo, según cifras de la misión de la Organización del Tratado del Atlántico Norte ( OTAN).
A estos números hay que añadir la pérdida de “soldados fantasmas”, que figuran de forma teórica, pero no están presentes en la realidad.
“Las ausencias no autorizadas son responsables del 70% de las pérdidas totales del Ejército afgano”, indicó Campbell.
Debilidades. En el plano de armamento, ese cuerpo militar está falto hoy día de capacidad ofensiva aérea para apoyar a sus tropas terrestres, cruciales sobre el terreno afgano, subrayó el general.
Los militares afganos no disponen por ahora más que de helicópteros rusos Mi-17 y de pequeños helicópteros de ataque MD-530. El Gobierno espera la entrega, a inicios del 2016, de 20 aviones de ataque Super Tucano A-29 suministrados por EE. UU.
Frente a estos males, ¿será suficiente el esfuerzo estadounidense que anunció Obama?
En Washington, los expertos difieren sobre la cuestión. Sí, tal vez, sostuvo Michael O’Hanlon, de la Institución Brookings. “Esto puede ser suficiente. Y si no lo es, al menos esto preservará los logros para permitir un nuevo refuerzo bajo la administración del próximo presidente”, dijo.
Lo mismo cree James Dobbins, quien fue enviado especial de EE. UU. para Afganistán: “Esto va a evitar que la situación se deteriore rápidamente”, pero no va a permitir un rápido progreso, advirtió el exdiplomático, ahora experto del centro de investigación Rand Corporation.
“Debemos anticipar que el conflicto seguirá estando más o menos en ese nivel durante algún tiempo”, estimó.
Pero Anthony Cordesman, de la institución de estudios y reflexión CSIS , fue mucho más crítico. Para él, las cifras anunciadas son insuficientes.
“El problema es que con 9.800 hombres no se puede poner asesores militares a nivel de batallón”, que es precisamente lo que los afganos necesitan, indicó.
Cordesman enfatizó que “el problema es que ese efectivo (actual) de 9.800 hombres es muy inferior a la necesidad estimada por los militares (de EE. UU.), que es de 13.000 hombres”.
Es más, según él, los números de la fuerza no son suficientes. “Si queremos dejar a los afganos por su cuenta, necesitan varios destacamentos de aviones” de apoyo de tierra occidental y “probablemente de helicópteros de ataque”, puntualizó
Durante 14 años, Estados Unidos gastó unos $60.000 millones para formar y entrenar a las fuerzas de seguridad afganas.
El presupuesto estadounidense para el 2017 prevé financiación para unos 352.000 hombres del Ejército afgano, anticipó el secretario de Defensa, Ashton Carter, el miércoles.