Bagdad. AFP y EFE. Los yihadistas del Estado Islámico (EI) se adjudicaron ayer el control total de Ramadi , una estratégica ciudad iraquí; sin embargo, Estados Unidos no confirmó la toma.
El dominio de la capital de Al- Anbar, asediada desde hace varios días por el EI ante la impotencia de las autoridades de Bagdad, se habría hecho efectiva luego de que cayeran en manos de los radicales la sede de la Comandancia Militar, situada en el oeste de la ciudad y el cuartel de la VIII Brigada del Ejército, el último reducto bajo el poder de las fuerzas gubernamentales.
Por su parte, el EI, que anunció la caída de Ramadi en un comunicado difundido en sus redes sociales, reveló que decenas de soldados iraquíes habrían muerto durante los combates que precedieron esta supuesta conquista del grupo, que controla desde el pasado verano Mosul, la segunda ciudad más grande del país.
Según los extremistas, en el interior de las instalaciones que daban cobijo a la VIII Brigada se ubicaba un batallón de tanques y otro de lanzacohetes, aunque no precisaron si lograron capturar nuevo armamento.
Pese a estas afirmaciones, el Pentágono indicó ayer que la situación en la ciudad iraquí permanece “fluida y en disputa”.
“Rechazamos la proclamada toma de Ramadi por el EI. El Pentágono continúa monitoreando informes sobre duros combates en Ramadi, donde la situación sigue siendo fluida y disputada. Es demasiado pronto para hacer declaraciones definitivas de la situación sobre el terreno en este momento”, manifestó la vocera del Pentágono Maureen Schumann en un comunicado.
Por otra parte, la televisión estatal Al-Iraquiya informó de que el primer ministro iraquí, Haidar al-Abadi, que es también el comandante general de las Fuerzas Armadas, ordenó al Ejército, a las milicias chiíes afines llamadas Multitud Popular y a los voluntarios tribales locales, que se prepararen para liberar Al-Anbar.
Impacto. La ocupación de Ramadi por los yihadistas supone un duro revés para el Gobierno iraquí que anunció después de la liberación de la provincia vecina de Saladino, que su siguiente objetivo era la expulsión de los yihadistas de la provincia de Al-Anbar.
Este paso es necesario, según el Ejecutivo iraquí, para liberar posteriormente la región septentrional de Nínive, cuya capital es Mosul, que cayó en poder de los yihadistas el verano pasado junto a vastos territorios de Irak y Siria, donde han proclamado un califato en el que imponen a hierro su visión extremista del islam.
Al-Anbar, la provincia más extensa de Irak, delimita al norte con Siria (desde donde se reabastecen los yihadistas), al oeste con Jordania y al sur con Arabia Saudí. Su población, casi exclusivamente suní, se opuso a la ocupación estadounidense y se queja de marginación por parte del Gobierno central que ahora domina las comunidades árabe chií y kurda. Esa situación ha acercado a parte de las tribus hacia el EI
La escalada de violencia registrada en Ramadi en los últimos días ha forzado la huida de más de 133.000 personas, según la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).
La OIM precisó que 133.104 personas abandonaron la ciudad entre abril y mayo.