Seúl. AFP. Alrededor de 400 surcoreanos cruzaron este martes la frontera con Corea del Norte para reunirse con sus parientes, a quienes no habían visto en más de 60 años, en un inusual encuentro entre familias separadas por la guerra (1950-1953).
Los surcoreanos cruzaron la frontera, fuertemente militarizada, a bordo de unos autobuses precedidos de cuatro vehículos de la Cruz Roja.
Luego de franquear el puesto fronterizo, el convoy continuó hacia el monte Kumgang, para este encuentro de tres días que estará cargado de emociones muy fuertes.
Las dos ambulancias que acompañaban al convoy eran una señal de la frágil salud de muchos de los participantes. Más de 20 pasajeros iban en silla de ruedas, y una mujer viajó con una botella de oxígeno.
Lee Jeong-sook, 68 años, se encontró con su padre de 88 años, Ri Hong-jong, que había visto por última vez cuando tenía apenas dos años.
Ri Hong-jong, en silla de ruedas, no pudo contener las lágrimas cuando vio a su hermana menor, la tía de Lee Jeong-sook.
“Es tu hija, es tu hija”, le dijo la hermana a Ri Hong-jong, que después de la emoción inicial preguntó por el resto de su familia.
“Están casi todos muertos”, respondió su hermana.
“No pude dormir esta noche”, declaró Lee Joo-kuk, de 82 años, que tenía una etiqueta con su nombre y su edad.
El encuentro entre familias, que es apenas el segundo en cinco años, fue decidido a fines de agosto como parte de un acuerdo que permitió atajar una escalada entre el Norte y el Sur.
En la guerra de Corea , millones de personas se vieron desplazadas, y en el caos del conflicto, familias enteras fueron separadas.
Ahora, más de 65.000 surcoreanos están en la lista de espera, con la esperanza de poder viajar algún día al Norte.
La mayoría de miembros de la generación de la guerra ha muerto sin volver a tener el más mínimo contacto con sus parientes.
Y es que las comunicaciones fronterizas directas, ya sea en forma de cartas o de llamadas telefónicas, están prohibidas.
El programa de reencuentros familiares comenzó tras una cumbre bilateral histórica en el 2000. La idea original era organizar un encuentro por año, pero con las tensiones regulares entre ambos Estados, muchas se anularon, y en ocasiones las autoridades norcoreanas no dudaron en anularlas en el último minuto.
Después de décadas de espera, las reuniones serán de una brevedad desgarradora. Durante tres días, los surcoreanos verán a sus parientes del Norte en seis ocasiones, en privado y en público.
Cada encuentro durará solo dos horas, lo que significa que dispondrán en total de 12 horas después de más de 60 años de separación.
Y para muchos de los participantes, octogenarios o incluso nonagenarios, la separación del jueves tendrá el gusto amargo de una separación definitiva.
Ilustrando el abismo económico existente entre las dos Coreas, todas las familias del Sur llevaban numerosos regalos, ropa, relojes, medicamentos, comida y en muchos casos miles de dólares en efectivo.
En la última reunión, en febrero del 2012, algunos surcoreanos se quejaron de que sus parientes del Norte se sintieron obligados a pronunciar largos discursos políticos en los que repetían la propaganda oficial del régimen comunista de los Kim.
Otros dijeron también que los norcoreanos parecían más interesados por los regalos que por el encuentro en sí o su pasado familiar.