Buenos Aires
Santa Cruz, la provincia austral que vio surgir el poder político de los Kirchner en Argentina, agoniza en medio de la crisis financiera y la puja política entre el gobierno de Mauricio Macri y la expresidenta Cristina Fernández, quien enfrentó allí su primera protesta.
La exmandataria fue blanco el sábado de madrugada de una protesta que derivó en graves incidentes y que sorprendió a esta figura política habituada al apoyo de multitudes, aun después de abandonar el poder en diciembre del 2015.
La exgobernante acusó al gobierno de buscar el ahogo financiero de Santa Cruz y de estar detrás del ataque a pedradas del sábado contra la residencia oficial donde cenaba junto a su hija, su nieta y la gobernadora Alicia Kirchner, hermana del expresidente fallecido Néstor Kirchner (2003-2007).
"íCorrupta!", gritaban manifestantes identificados como empleados públicos, mientras lanzaban piedras a la casa y quemaban barricadas. "Éramos cinco mujeres solas con una bebé de 18 meses", tuiteó Kirchner horas después de los incidentes.
"Hacer una marcha, cortar una calle, todo está bien, pero querer entrar a una casa es una barbaridad. Rompieron vidrios y puertas, el cordón de la vereda, rompieron el nicho de gas", lamentó la expresidenta.
Macri repudió los incidentes en los cuales tres manifestantes resultaron heridos tras ser dispersados con balas de goma y gases lacrimógenos.
"Muy grave el ataque a la residencia de la gobernadora Kirchner. Repudiamos la violencia como método, siempre", escribió en su cuenta de Twitter el fin de semana.
Acusaciones al gobierno. Cristina Fernández aseguró que fue obra "de grupos absolutamente planificados y organizados" que responden al gobierno de Macri.
La exmandataria divulgó en redes sociales un video de la vivienda de la gobernación donde muestra la puerta de ingreso al jardín violentada, piedras y vidrios rotos como corolario de la manifestación del sábado a la madrugada.
Alicia Kirchner, gobernadora de la provincia patagónica, aseguró que quieren su "cabeza para la campaña electoral nacional".
Argentina tendrá elecciones de medio término el 22 de octubre.
Postración. Santa Cruz está quebrada, admitió su gobernadora, que conduce desde diciembre del 2015 la provincia que su hermano gobernó dos veces antes de llegar a la presidencia en el 2003.
"Tenemos una provincia en estado crítico, quebrada, con un déficit de 6.713 millones de pesos", manifestó.
La caída abrupta de la obra pública, principal motor de la economía local, golpeó a esta provincia, la menos poblada del país con poco más de 320.000 habitantes.
Depende de los recursos pesqueros, las regalía petroleras y en menor medida del turismo, pero sobre todo del Estado para salir a flote.
"Santa Cruz tiene 86.000 sueldos que pagar", indicó a gobernadora. "Necesito ayuda de la nación", suplicó.
El gobierno nacional asegura que ha auxiliado a la provincia con fondos millonarios y culpa del descalabro fiscal a una plantilla de empleados públicos que la propia gobernadora admitió que es "desmesurada".
El presidente de centroderecha Macri ha impulsado el ajuste de la estructura del Estado con el despido de 11.000 personas en su primer año de gobierno. Pero Kirchner, de ideas de centroizquierda, se resiste a aplicar la receta en su provincia.
"La suspensión de la obra pública retrajo un 10% la actividad económica en Santa Cruz. Hoy el empleo público es la única fuente de trabajo y todo lo que tiene que ver con el petróleo", puntualizó Kirchner.
La mitad de los maestros, los funcionarios públicos, personal de salud y parte de los jubilados aún no han cobrado su sueldos.
Los intentos provinciales por buscar fondos frescos en los mercados de capitales tampoco han dado resultado.
Este lunes habrá otra huelga de empleados estatales enfurecidos por la falta de pago de sus salarios.
El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, envió más policías a la provincia, pero descartó una intervención federal.
Prometió este lunes "colaboración" con Santa Cruz, pero la condicionó a que presente "un plan serio que acompañe el esfuerzo a nivel nacional para poder ordenar las cuentas públicas", algo que no parece posible en medio de la urgencia.