Bagdad. AFP. Una cadena de atentados en Irak, inclusive con coches bomba, ataques suicidas y tiroteos, causó la muerte al menos 73 personas e hirió a 128 ayer, informaron fuentes médicas y de seguridad.
Los principales ataques estuvieron concentrados en Bagdad, donde nueve coches bomba mataron a 37 personas, pero los ataques también ocurrieron en la provincia de Diyala y alrededor de la norteña ciudad de Mosul.
Los atentados ocurrieron el mismo día en que los insurgentes ganaron más terreno a las fuerzas de seguridad en la convulsa provincia de Al Anbar .
Los ataques no fueron reivindicados, pero insurgentes ligados a al-Qaeda realizan con frecuencia ataques coordinados contra civiles, las fuerzas del orden y milicias sunitas reclutadas para luchar contra la red extremista.
A solamente tres meses de las elecciones generales previstas en abril, se trata de un nuevo doble revés para las autoridades iraquíes que tratan de atajar un recrudecimiento de la violencia desde hace un año.
Diplomáticos como el secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, han urgido al Gobierno iraquí a buscar una reconciliación política para resolver el problema de la violencia y los enfrentamientos en Al Anbar.
Pero el primer ministro Nuri al Maliki ha descartado cualquier diálogo con los insurgentes mientras sus fuerzas llevaban a cabo operaciones masivas.
En la capital, uno de los coches bomba estalló en un mercado abarrotado de Chaab (norte) y otro delante de un restaurante muy concurrido de la calle Saná, donde podían verse rastros de sangre y daños materiales, de acuerdo con las mismas fuentes.
Al noreste de la capital, en Bohroz, al menos 16 personas murieron y otras 20 resultaron heridas cuando un kamikaze detonó su cinturón de explosivos en el funeral de un miliciano adversario de al-Qaeda de las milicias Sahwa, informaron un oficial de la Policía de esta ciudad, cercana a Baquba, y fuentes médicas.
Otras 13 personas, entre ellas nueve soldados, murieron en ataques dentro y en torno a la ciudad de Mosul (norte). Siete empleados de un fábrica de ladrillos fueron asesinados por insurgentes en Moqdadiyan, al norte de la capital.
Mientras tanto, al oeste de la capital, las fuerzas gubernamentales continuaron perdiendo terreno en la provincia de Al Anbar frente a los yihadistas sunitas del Estado Islámico en Irak y Levante (EIIL) , grupo radical islamistas vinculado a al-Qaeda.
Estos rebeldes tomaron el control en las últimas semanas de varios sectores de Ramadi, capital de la provincia situada a 100 kilómetros de Bagdad, y controlan, junto con otros combatientes tribales antigubernamentales, la ciudad de Faluya, distante de 40 kilómetros.
Es la primera vez desde la insurrección posterior a la invasión estadounidense del 2003 que militantes de al- Qaeda –hoy una fuerza importante en el conflicto en la vecina Siria– toman tan abiertamente el control de zonas urbanas en Irak .