Pekín
El número de personas muertas y heridas por la explosión de un oleoducto en la ciudad de Qingdao, en China, van en aumento.
Las autoridades locales informaron a la agencia Xinhua, que al menos 44 personas murieron y 166 resultaron heridas, 65 de gravedad.
El siniestro se produjo este viernes, en el distrito de Huangdao, cuando unos trabajadores reparaban una fuga que se había iniciado de madrugada.
El gobierno local descartó que se trate de un ataque orquestado, mientras la Administración Estatal para la Seguridad envió un equipo de trabajo al lugar de la catástrofe para ayudar a los grupos de rescate.
El presidente chino, Xi Jinping, pidió el "máximo esfuerzo" en la búsqueda de supervivientes, y también urgió a las autoridades locales a que "no cejen en sus esfuerzos de rescatar a los heridos, encontrar las causas del accidente y reforzar la seguridad".
El primer ministro, Li Keqiang, emitió un comunicado similar, divulgado por la agencia oficial Xinhua.
Algunos residentes de las localidades cercanas, dice Xinhua, "han sido evacuados por miedo a que ocurra una segunda explosión", mientras los hospitales próximos, como el del distrito de Huangdao, están saturados por la llegada de heridos (más de 50, según este centro).
Casi todos los heridos son, por el momento, a causa de la explosión en el oleoducto, propiedad de la mayor petrolera china (Sinopec), que destrozó una carretera contigua, esparció restos de cemento y otros materiales a varios metros a la redonda y rompió cristales de numerosos automóviles cercanos.