Naraha, jAPÓN. AFP. Resueltos japoneses se esfuerzan por limpiar unos 2.000 kilómetros cuadrados altamente contaminados alrededor de la devastada central nuclear de Fukushima , tarea faraónica de la que se encargan unos 20.000 “descontaminadores”.
“Sin descontaminación, no hay reconstrucción”, repite el Gobierno japonés. Con excavadoras, carretillas y chorros de agua recogen las hojas muertas, lavan cientos de miles de árboles y separan los desechos, sin que nada parezca detener su determinación para sanear una tierra contaminada desde el accidente nuclear de marzo del 2011.
Los cerca de 20.000 “descontaminadores” son considerados como trabajadores del sector nuclear, y se supone que tienen el mismo seguimiento médico.
De momento se han destinado 13.000 millones de euros a los trabajos, incluida la cantidad del año que viene. Esa cantidad debe pagarla la empresa gestora de la central, Tokyo Electric Power (Tepco), pero el Estado adelanta el dinero.
Por el momento, el Estado sanea dos tercios de la zona evacuada, unos 815 km², y deja de lado las aglomeraciones de una zona considerada roja de 337 km² donde vivían 25.000 personas y donde la dosis anual de exposición radiactiva supera los 50 milisieverts, cuando lo recomandable es 20.