Al mismo tiempo, Estados Unidos, la Unión Europea o España, se limitaron a pedir calma al pueblo paraguayo y a tomar nota de los acontecimientos.
Entre los socios de Paraguay en el Mercosur (Brasil, Argentina y Uruguay), que celebra su cumbre los próximos jueves y viernes, en Mendoza, Argentina, la declaración más dura fue justamente la de la mandataria de este país, Cristina Kirnchner.
"Sin lugar a dudas hubo un golpe de Estado" en Paraguay, dijo Kirchner, quien estimó que esto "reedita situaciones que creíamos absolutamente superadas en América del Sur y en la región en general".
El presidente uruguayo José Mujica se dijo "profundamente dolorido" por la destitución de Lugo, pero prefiere esperar el regreso de su canciller Luis Almagro, que se encuentra en Asunción, para fijar posición, dijo el prosecretario de la Presidencia, Diego Cánepa, al diario El Observador.
El proceso de destitución de Lugo duró un día: el jueves la Cámara de Diputados aprobó someterlo a juicio político y ayer el Senado votó retirarlo de sus funciones, tras una audiencia en la que los abogados de Lugo tuvieron dos horas para presentar su alegato.
Costa Rica deploró la destitución de Lugo, "que muestra visos de golpe de Estado", señaló un comunicado que cita al canciller Enrique Castillo, y expresó la disposición de conceder a Lugo "o a algún miembro de su Gabinete, si tienen a bien formular una petición" de asilo.