Así falló ayer un tribunal de apelaciones, que ordenó al Gobierno holandés que compense a los familiares de las víctimas.
El fallo podría dar paso a otros reclamos de compensaciones por parte de los familiares de las víctimas, que debían haber sido protegidas por las fuerzas holandesas encargadas de la seguridad en la zona de Srebrenica, un refugio creado por Naciones Unidas, durante la guerra de Bosnia de 1992-1995.
Podría tener además implicaciones para los países que aporten fuerzas bajo el pabellón de los cascos azules de la ONU.
La demanda fue interpuesta por Hasan Nuhanovic, un intérprete que perdió a su hermano y su padre, y por los familiares de Rizi Mustafic, un electricista asesinado. Mustafic y Nuhanovic trabajaban para los soldados holandeses.
Uno de los familiares, Damir Mustafic, dijo que el fallo fue emitido días antes de que enterrara los restos de su padre en un cementerio de Srebrenica. “Estoy muy contento”, señaló.
“La sentencia es un poco sorprendente, porque es la primera vez que se nos considera responsables”, declaró un portavoz del Ministerio de Defensa holandés.
En este sentido, también añadió que si bien es “demasiado pronto” y debe aún “estudiar” la sentencia, el Gobierno holandés no descarta apelar a un tribunal superior.
El portavoz del Ministerio de Defensa declinó opinar sobre las posibles repercusiones políticas que pueda tener la sentencia.
“Aunque no cometimos los crímenes, hace algunos años que se debate si podríamos haber hecho más para proteger” a la población civil, reconoció.
Las víctimas fueron parte de los miles de musulmanes que se refugiaron en un campamento de la ONU cuando las fuerzas bosnias al mando del general Ratko Mladic ocuparon Srebrenica el 11 de julio del año 1995.
Esta acción es considerada como la más cruenta en la guerra de 1992-95 que causó 100.000 muertos.
Dos días después, los cascos azules holandeses, amedrentados por las fuerzas de Mladic, expulsaron del campamento a miles de familias musulmanas.
Las fuerzas bosnio-serbias separaron a los musulmanes por género y luego se llevaron en camión a los varones y comenzaron a ejecutar a unos 8.000 de ellos, entre hombres mayores y muchachos.
Sus cadáveres fueron enterrados en fosas comunes y los tribunales internacionales consideraron la matanza un genocidio.