Bogotá (AFP). Tras seis meses de conversaciones de paz, el gobierno de Colombia y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) afirman haber avanzado, aunque la perspectiva de un acuerdo que ponga fin en poco tiempo al conflicto interno más largo de América Latina se ve aún lejana.
Ningún incidente mayor ha interrumpido hasta ahora el diálogo que se desarrolla en Cuba, y las dos delegaciones deberían concluir en breve el primer punto de su agenda: el desarrollo rural, origen del surgimiento de las FARC en 1964 a raíz de una insurrección campesina en este país en el cual la mitad de las tierras se encuentra en manos del 1% de la población.
“El balance de estos seis meses es positivo. Aunque el proceso podría ser más rápido, el primer punto está prácticamente cerrado”, dijo a la AFP Ariel Avila, experto en el conflicto armado colombiano de la Fundación Paz y Reconciliación.
Las FARC, que cuentan con unos 8.000 guerrilleros, considera que sus reivindicaciones en ese punto, principalmente la repartición de tierras no explotadas y la creación de zonas autónomas de reserva campesina, han sido escuchadas, y por ello se ha declarado “optimista” sobre la posibilidad de hacer unos primeros anuncios este mismo mes de mayo.
El presidente Juan Manuel Santos, que inicialmente planteó el mes de noviembre como el límite para un acuerdo, se muestra ahora más flexible, y por primera vez la semana pasada manifestó su intención de optar por la reelección en las presidenciales de 2014.
Avila considera que la campaña electoral puede “calentar un poco las negociaciones, pero no será un obstáculo”, e incluso recordó que las FARC ya reaccionaron diciendo que Santos estaba en su “pleno derecho” de buscar la reelección.
Después del tema del desarrollo rural, la mesa de diálogo debe abordar el punto de las garantías para la participación política de la guerrilla, uno de los asuntos más polémicos de este proceso.
La agenda contempla tres puntos más: las drogas ilícitas, el abandono de las armas, y la reparación a las víctimas.
El conflicto armado colombiano, en el que también han intervenido grupos de paramilitares de derecha y de narcotraficantes, ha dejado a lo largo de casi medio siglo unos 600.000 muertos y más de 3,7 millones de personas desplazadas por la violencia.