Tegucigalpa AP El último cacique indígena hondureño murió de neumonía y de insuficiencia cardíaca a los 115 años, informaron el fin de semana las autoridades locales.
Cipriano Martínez falleció en el Hospital Escuela Universitario, en la capital de Honduras, después de un internamiento de dos semanas, indicó esa clínica estatal. Añadieron que esta semana iba a ser dado de alta porque había evolucionado bien de su afección, pero recayó.
Su hija Melania Evangelina Martínez, de 18 años, retiró el cuerpo de quien fuera el hombre más longevo de Honduras.
El cacique tuvo 13 hijos y pertenecía a la aguerrida etnia tolupán o xicaque de la Montaña de La Flor, que radica unos 120 kilómetros al noreste de la capital.
Una popular anécdota reseña que un grupo de tolupanes llegó a la Casa Presidencial a protestar por la indiferencia gubernamental para resolver problemas de sus tierras, las cuales estaban siendo tomadas por terratenientes. A Zelaya le llamó la atención que el cacique no fue, y al preguntar porqué, los tolupanes le respondieron: “Está enojado contigo porque dice que eres un mentiroso, le ofreciste un burro y no le diste nada”.
De inmediato, el gobernante ordenó buscar y comprar el asno, y se lo envió a Cipriano, quien entonces vino a Tegucigalpa para entrevistarse con el mandatario.
Los tolupanes se resistieron a la conquista de Honduras encabezada por Pedro de Alvarado, en 1536, quien los derrotó al apresar a su entonces cacique Cicumba y dejarlo morir de hambre.
Ellos aún ocupan sus tierras originales, donde viven desde el siglo XV, en cuatro de las 18 provincias de Honduras. En la Montaña de la Flor hay unos 800 tolupanes pobres, cuando en 1855 radicaban 7.000.