La pena más importante, de ocho años de cárcel, fue pronunciada contra el urólogo Lutfi Dervishi, mientras que su hijo, el médico Arban Dervishi, fue condenado a siete años y tres meses de prisión.
Otros tres inculpados, todos médicos, fueron condenados a penas de entre un año en suspenso a tres años de cárcel.
Dos inculpados más en este caso, incluyendo a un exresponsable del ministerio kosovar de la Salud, Ilir Rrecaj, fueron absueltos en este juicio iniciado en 2011.
Durante el proceso, Rrecaj había reconocido que los trasplantes ilegales tenían lugar en la clínica, pero negó haber estado involucrado.
Los acusados fueron inculpados de “criminalidad organizada” y de “ejercicio ilegal de actividades médicas”, según el acta de la acusación redactada por el procurador europeo Jonathan Ratel.
Según la misma fuente, más de 30 extracciones de riñones y trasplantes se realizaron ilegalmente en la clínica Medicus, que fue cerrada en 2008, cuando estalló el escándalo.
Los donantes, que eran reclutados en Europa o en Asia central, aceptaban con la promesa de que recibirían cada uno aproximadamente 15.000 euros, mientras que los receptores de órganos estaban dispuestos a pagar cada uno hasta 100.000 euros por dicha intervención quirúrgica.
El acta de la acusación designa al ciudadano israelí Moshe Harel como el cerebro de una red de reclutamiento de donantes y receptores de órganos . El médico turco Yusuf Ercin Sonmez es sospechoso de haber efectuado los injertos de órganos en la clínica Medicus.
Ninguno de los dos figura entre los inculpados de este proceso, porque no fueron puestos a la disposición del tribunal europeo.