Sofía, Bulgaria. AP. Elena Hristova, una jubilada de 73 años, siempre pagaba sus facturas a tiempo. Pero cuando se le envió por correo un recibo del servicio eléctrico, que representaba 60% de su pensión mensual, llegó al límite, e hizo algo que nunca había hecho antes: quemó una factura sin pagar.
Hristova formó parte de decenas de miles de búlgaros que protestaron durante días en las ciudades del país y provocaron ayer la renuncia del Gobierno.
“Nuestro poder viene del pueblo, y hoy se lo devolvemos al pueblo”, dijo el primer ministro, Boiko Borisov, ante el Parlamento antes de entregar formalmente su renuncia y la de todo el gabinete.
Decenas de miles de manifestantes habían salido a las calles a protestar por los altos precios de la calefacción y la electricidad. Algunos tiraron huevos y tomates a edificios públicos en Sofía y otros quemaron sus facturas de electricidad en público, acusando al Gobierno de negarse a mejorar las condiciones de vida y exigiendo la expulsión de las empresas controladas por extranjeros que dominan el mercado.
Las protestas han ocurrido desde hace diez días, pero las peores acontecieron el martes y ayer en Sofía, la capital, donde 28 personas, entre ellas cinco policías, resultaron heridas.
Transición. Los sucesos ocurren justo cuando el Gobierno perdía apoyo popular ante la peor crisis económica en una década, y antes de unos comicios generales programados para julio.
Como la celebración de estas elecciones ya estaba programada para julio, la renuncia del actual Gobierno, apoyado, principalmente, por el partido de centroderecha GERB, solo adelantaría la fecha algunas semanas.
El primer ministro Borisov precisó que no participará en un Gobierno interino antes de las elecciones legislativas.
Ahora, el presidente búlgaro, Rosen Plevneliev, deberá elegir el equipo del ejecutivo técnico que tendrá dos meses para organizar los nuevos comicios.
A pesar del anuncio de dimisión de Borisov, las protestas callejeras no han cesado, con varios miles de manifestantes en la capital Sofía y en Varna, la segunda ciudad del país.
“Las protestas continuarán porque exigimos reformas de la Constitución que permitan una participación ciudadana de al menos un 50 por ciento en todos los niveles del poder ” señaló, Yanko Petrov, uno de los organizadores de las manifestaciones.
Bulgaria es el país más pobre de la Unión Europea. El salario mínimo ronda los 350 euros mensuales y las pensiones no llegan a los 100 euros.