“Hemos decidido expulsar a Usaid de Bolivia, se va Usaid”, dijo el mandatario ante centenares de sus partidarios que celebraron el Día del Trabajo en la plaza mayor frente a la casa de gobierno.
“Así nos vamos hacer respetar de ese instrumento (Estados Unidos) que todavía tiene una mentalidad de dominación y sometimiento... como una protesta frente al mensaje del canciller de Estados Unidos (John Kerry) que dice que Latinoamérica es el patio trasero de Estados Unidos” , acotó.
Morales expulsó al embajador estadounidense, Philip Goldberg, por confabulación con los opositores en setiembre de 2008 y dos meses después a la agencia antidrogas de ese país, DEA, por “espionaje”.
Washington negó las acusaciones e hizo lo propio con el representante boliviano y canceló unas preferencias que permitían a industriales bolivianos exportar sin aranceles a Estados Unidos textiles y otras manufacturas.
Desde entonces, las relaciones entre La Paz y Washington no han podido normalizarse pese a la firma de un nuevo acuerdo marco en el que los dos países se comprometen a conducir sus relaciones con base en el respeto mutuo.
Reacción. EE. UU. lamentó “profundamente” la decisión y advirtió que su mayor efecto será sobre el pueblo boliviano que se beneficiaba de sus programas.
El portavoz del Departamento de Estado, Patrick Ventrell, dijo que los programas de la Usaid “ayudaban a mejorar las vidas de bolivianos de a pie”, por lo que estos serán “los más heridos”.
Ayer mismo, Morales firmó un decreto para subir en un 20% su salario, hasta los $2.586, con el argumento de que fue “presionado” para hacerlo para así permitir un aumento de los sueldos a los profesionales del Estado.