Washington. (AFP). Hillary Clinton vive sus últimas horas como secretaria de Estado tras haberle dado un giro de 180° a la diplomacia de Estados Unidos y a su política exterior, pero su jornada se ha visto ensombrecida por el atentado antiestadounidense en Ankara.
Sólo horas después de que Clinton advirtiera en su último discurso público que "es difícil predecir que sucederá en cualquier día en este trabajo", un kamikaze provocaba una explosión frente a la embajada de Washington en Turquía.
Dos horas y media después de la explosión, el Departamento de Estado señalaba que un atentado "terrorista" había sacudido el perímetro de legación en Ankara, sin dar más datos acerca de las víctimas o de los daños materiales, para pasar poco después a condenarlo "con firmeza".
Al menos dos personas, el kamikaze y un agente de seguridad turco, murieron en la explosión, y varias resultaron heridas.
La bomba pone de nuevo de manifiesto la vulnerabilidad de un ejército de 70.000 diplomáticos estadounidenses, algunos de los cuales operan en los lugares más conflictivos del planeta, una de las prioridades del nuevo secretario de Estado, John Kerry.
Y trae el recuerdo del atentado a la embajada estadounidense en Bengasi , al este de Libia, en setiembre pasado, un episodio que desató una tormenta política en el país y que ha traumatizado a la diplomacia estadounidense.
Kerry sustituirá a Clinton, quien abandona el cargo en el pico de su popularidad, tras haber defendido a capa y espada durante cuatro años la política exterior de Barack Obama.
Pero si bien los analistas le reconocen un profesionalismo, una energía y un carisma "excepcionales" para enarbolar los valores e intereses de la primera potencia mundial, tienen más dificultades para atribuirle grandes éxitos personales o estrepitosos fracasos.
A la hora de pasar raya, la abogada que fue primera dama, senadora y candidata a las primarias demócratas para las presidenciales de 2008 ha recibido una lluvia de elogios en su última semana en el puesto: recepciones, ovaciones de su personal, conferencias, entrevistas con la prensa e incluso una reunión con Obama, que la definió como "una de las mejores secretarias de Estado" de la historia de Estados Unidos.