Según este, que dice haber tenido acceso a alguno de esos intercambios electrónicos, Broadwell amenazaba seriamente con hacer “desaparecer” a Kelley, amiga de la familia del general retirado, si no se alejaba de Petraeus .
Debido a estos correos electrónicos, comenzó a destaparse el escándalo, ya que Kelley informó a un amigo suyo agente del FBI (policía federal) sobre las amenazas que estaba recibiendo de manera anónima, y los agentes federales iniciaron una investigación.
Un amigo de Kelley, bajo anonimato, aseguró al mismo diario que ella temía realmente por su vida y afirmó que “cualquier persona normal también lo hubiera denunciado a las autoridades”.
Los correos electrónicos amenazantes también citaban a “poderosos amigos” con los que Paula Broadwell podría contar para perjudicar a Kelley.
La investigación la inició ese agente del FBI amigo de Kelly, a quien esta contó en mayo que había recibido correos amenazantes anónimos, asunto que el agente derivó a la Unidad de Delitos Cibernéticos del FBI que comenzó a tirar de los hilos del escándalo.
Los supervisores del agente del FBI amigo de Kelley descubrieron que se había “obsesionado” con el caso y en el verano le prohibieron continuar ligado al caso.
El escándalo se complica a medida que se conocen más detalles y al FBI se le cuestiona por no haber informado antes de la investigación que destapó el asunto y preocupa si la amante de Petraeus obtuvo información clasificada.