París
Al visitar a partir del lunes a los luteranos de Suecia, el papa Francisco no abarcará todo el protestantismo. Esta galaxia cristiana es mundial y está en plena mutación, sacudida por la expansión del movimiento evangélico, a veces muy lejos de la imagen liberal asimilada a la Reforma.
"Sola Scriptura" (Solo la Escritura) tiene la autoridad, "Sola Fide" (Solo por la fé) y "Sola Gratia" (Solo por la gracia nos llega la salvación). Más de 800 millones de fieles se reconocen en estos principios establecidos por los primeros reformadores.
Tras la obra de los pioneros (el alemán Lutero, el francés Calvino, el suizo Zwingli), una "Reforma radical" provocó la aparición del Anabaptismo y el Menonismo en el siglo XVI. La siguiente, presenció el "despertar" del Pietismo.
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Desde el siglo XIX, fruto de estas reformas y despertares, las iglesias evangélicas reivindican un regreso a la lectura de la Biblia, abogan por un reencuentro con el fervor misionero y por una vuelta a un "proyecto de vida" basado en la exigencia moral.
"El gesto importante de la Reforma es que el lugar de la verdad religiosa se movió de la institución (Iglesia) al mensaje (el Evangelio), explica a la AFP el especialista en protestantismo Jean-Paul Willaime. Poco importa cómo se le llama: "Es como un programa que desarrolla varias aplicaciones", añade este sociólogo. "La pluralidad eclesiástica forma parte del ADN del protestantismo".
El mundo protestante ya no gira alrededor de Europa y de sus corrientes históricas luteranas, anglicanas y calvinistas. Con unos 600 millones de fieles, tres cuartas partes de los herederos de la Reforma son actualmente evangélicos, de los cuales muchos se describen como cristianos y no como protestantes. Están principalmente presentes en Brasil, China y Nigeria, los principales países protestantes por detrás de Estados Unidos.
"Hablamos de la dinámica evangélica pero en realidad este crecimiento se debe esencialmente al pentecostalismo, y más precisamente al movimiento carismático que apareció en los años 60", explica Yannick Fer, investigador en el campo de la sociología de las religiones.
"Los fieles se contentan con grupos de oración, prácticas menos institucionalizadas", indica este sociólogo.
Apegado a un biblicismo que puede convertirse en fundamentalismo, el movimiento evangélico "adopta plenamente posiciones conservadoras", subraya el historiador del protestantismo Patrick Cabanel.
En Estados Unidos, el candidato republicano Donald Trump es consciente de esto. No ha dudado en hacer hincapié en su postura antiabortista para recuperar esos apoyos valiosos.
En otros países, las fricciones entre la ortodoxia evangélica y el libre albedrío luterano puede causar chispas.
En 2015, la principal Iglesia protestante de Francia adoptó la posibilidad de bendecir a las parejas homosexuales, provocando protestas entre los evangélicos, pero también internas.
En Francia, tierra de los hugonotes, la progresión del protestantismo evangélico, que afirma abrir una iglesia cada diez días, es impresionante, con 2.600 de los 4.000 lugares de culto protestantes.
Estas asociaciones se implantan en zonas urbanas, más bien de clase baja o media, con habitantes de origen afrocaribeño o asiático.
En Brasil, donde los evangélicos representan un 22% de la población, un obispo evangélico está a punto de ganar la acaldía de Rio en las municipales del domingo, un reflejo de la fuerza que ha adquirido este grupo conservador a medida que la izquierda retrocede.
El protestantismo "está en constante movimiento", señala Patrick Cabanel. "Ecclesia reforma, semper reformanda, la Iglesia de la Reforma siempre reformándose: 'Es un principio sagrado!".
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