Un país que dedica casi el 8% del PIB a la educación tiene a la educación como una de las principales dimensiones de la pobreza y tiene al 74% de la gente pobre con bajo capital humano. Pareciera que el problema de Costa Rica no es de dinero, sino de gestión.
Ustedes pudieron ver en la presentación del INEC (Instituto Nacional de Estadística y Censos) el peso que tiene el bajo desarrollo de capital humano para reducir la pobreza, precisamente se refiere a poblaciones mayores de 25 años. A eso se refiere, precisamente, la falta de inversión que tuvo el Estado por la crisis de los años 80, que generó un rezago que no hemos podido recuperar.
”El Estado no invirtió en política educativa en unos años y varias generaciones se perdieron y ahí están los resultados, lo cual muestra la importancia de movernos hacia el 8% del PIB. Con esto, no estoy desmintiendo, de ninguna manera, que podemos mejorar el uso de esos recursos”.
La “torta” ya está hecha y hay que enfrentarla; hay un problema grave entre los adultos que no lograron concluir sus estudios, ¿se le estarán dedicando los recursos suficientes?
Todas las preguntas son válidas. Nosotros tenemos que volver a la mesa de diseño, y volver a analizar cómo conformamos nuestros presupuestos. Por ejemplo, en equidad, para poner un caso, estamos innovando con programas de cuido (de niños) en los colegios nocturnos para que las mujeres mayores de 25 años terminen sus estudios.
”Desde mi punto de vista, el cambio cualitativo es vital, porque hemos encontrado en los colegios nocturnos una altísima exclusión. La principal observación de los educadores que trabajan ahí es que, como está actualmente el currículo de los colegios nocturnos, no se adapta a las necesidades de esa población.”
¿Obliga esto a redistribuir los recursos?
Yo no veo grandes cambios a nivel de distribución, pero sí algunos énfasis.