Se espera que la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos (EPA) anuncie pronto nuevas reglas diseñadas para limitar el calentamiento global. Aunque todavía no se conocen los detalles, grupos antiambientalistas ya están prediciendo altos costos y ruina económica.
No les crea. Todo lo que sabemos sugiere que podemos lograr grandes reducciones en las emisiones de gases de efecto invernadero a bajo costo para la economía. Basta con preguntar a la Cámara de Comercio de los Estados Unidos.
Bueno, ese no es el mensaje que la Cámara de Comercio trataba de transmitir en el informe que sacó días atrás. Con toda claridad, quería dar la idea de que las nuevas reglas de la EPA provocarían el caos. Pero si uno se centra en el contenido del informe, en vez de hacerlo en la retórica, descubre que las cifras son extraordinariamente bajas.
Para ser específicos, el informe contempla un programa de reducción de carbono y llega a la conclusión de que entre ahora y el 2030 el programa costaría $50.200 millones constantes por año. Eso parecería un gran monto. En vez de eso, si uno sabe algo acerca de la economía de los Estados Unidos, a lo que se parece es al Dr. Maligno entonando “un millón de dólares”. Sencillamente no es mucho dinero.
Recuerde, tenemos una economía de $17 billones y va a crecer con el tiempo. Por eso, lo que la Cámara de Comercio está diciendo en realidad es que podemos dar pasos impresionantes en cuanto al clima, al tiempo que se reducirían nuestros ingresos en solamente una quinta parte del 1%. ¡Eso sí es barato!
De manera alternativa, pensemos en el cálculo de la Cámara para los costos por hogar: $200 al año. Dado que el hogar estadounidense promedio tiene un ingreso de más de $70.000 al año, y que eso va a aumentar con el tiempo, de nuevo estamos viendo costos que alcanzan a no más de una fracción muy pequeña del 1%.
Otra comparación útil: El Pentágono ha advertido de que el calentamiento global y sus consecuencias representan una amenaza significativa para la seguridad nacional.
En la actualidad, gastamos $600.000 millones al año en defensa. ¿Es en realidad extravagante gastar otro 8% de ese presupuesto para reducir una seria amenaza?
Y todo se basa en los números de los antiambientalistas. Los costos reales es muy seguro que van a ser menores por tres razones.
Primera: el estudio de la Cámara de Comercio da por un hecho que el crecimiento económico, y el crecimiento asociado en emisiones, estará en su norma histórica del 2,5% anual; sin embargo, debemos esperar un crecimiento más lento en el futuro, conforme se jubilen los hijos de la explosión de la natalidad, lo que facilitará alcanzar las metas en cuanto a emisiones.
Segunda: en el análisis de la Cámara, el grueso de la reducción en emisiones proviene del reemplazo de carbón con gas natural. Esto deja de lado el espectacular avance tecnológico que tiene lugar en renovables, en especial, la luz solar, que debería hacer aún más fácil el recorte en carbono.
Tercera: la economía de los Estados Unidos todavía está deprimida y en una economía deprimida muchos de los supuestos costos del cumplimiento con las regulaciones energéticas no son, en modo alguno, costos. En particular, la construcción de plantas de energía nuevas y bajas en emisiones daría empleo tanto a trabajadores como a capital que de otro modo se mantendrían ociosos y estimularía la economía estadounidense.
Uno puede preguntar por qué se opone la Cámara de Comercio tan fieramente a la acción contra el calentamiento global si el costo de tal acción es tan pequeño. La respuesta, por supuesto, es que la Cámara está sirviendo a intereses especiales, notablemente a la industria del carbón, y también está satisfaciendo los sentimientos anticientíficos cada vez más poderosos del Partido Republicano.
Finalmente, permítanme enfrentarme a la última línea de defensa de los antiambientalistas: la afirmación de que no importa lo que hagamos porque otros países, China en particular, sencillamente seguirán quemando más carbón. Esta es una percepción exactamente equivocada. Sí, necesitamos un acuerdo internacional para reducir las emisiones, incluyendo sanciones a los países que no lo firmen. Pero la negativa estadounidense a actuar ha sido el mayor obstáculo para un acuerdo de esa naturaleza. Si empezamos a dar pasos serios contra el calentamiento global, se montará el escenario para que Europa y Japón hagan lo propio, y para establecer presión concertada sobre el resto del mundo también.
Todavía no hemos visto los detalles de la propuesta de acción climática y un análisis completo tendrá que esperar. Podemos estar seguros, sin embargo, de que los costos económicos de la propuesta serán pequeños, porque eso es lo que la investigación nos dice.
Traducción de Gerardo Chaves para La Nación
Paul Krugman es profesor de Economía y Asuntos Internacionales en la Universidad de Princeton y Premio Nobel de Economía del 2008.