Washington EFE La Reserva Federal (FED) estadounidense cumple hoy un siglo en el que ha luchado contra las crisis con diferente grado de acierto y un poder que no ha dejado de crecer.
El nacimiento del sistema de la FED estuvo motivado por la crisis financiera de 1907, cuando se desató un pánico similar al del 2008.
El 23 de diciembre de 1913 se firmó una ley para crear el banco central, algo que hasta la fecha ha levantado los tradicionales recelos estadounidenses hacia la excesiva concentración de poder central en un país vasto y diverso.
La Reserva Federal se creó por ello con 12 sucursales y un mandato sencillo basado en la llamada ventana de descuento, el grifo de dinero a bajo interés para alimentar a bancos en apuros y facilitar liquidez en caso necesario.
Ayer se celebró una ceremonia, en la sede de la FED, a la que asistieron sus últimos tres jerarcas: Paul Volcker, presidente entre 1979 y 1987; Alan Greenspan, 1987-2006, y Ben Bernanke, que abandonará su puesto el próximo 31 de enero.
Volcker gobernó en uno de los periodos más estables y es visto con buenos ojos hasta por los detractores del sistema centralizado de la Reserva, como el exsenador republicano Ron Paul.
Greenspan, por su parte, se estrenó en el cargo con el crash del “lunes negro” de 1987 y puso en práctica el que sería uno de los instrumentos más recurrentes del banco: inmensas dosis de liquidez para mantener la confianza de los mercados.
El segundo presidente que más tiempo ha estado a los mandos de la política monetaria estadounidense no evitó la burbuja de las “puntocom” ni la catástrofe de las “hipotecas subprime ”.
Con Ben Bernanke, la FED tuvo un papel vital para evitar la extensión de la crisis de las hipotecas basura, inyectando un flujo de liquidez sin precedentes, algo que todavía se mantiene con el fin de sostener una economía que muchos creen que se ha hecho adicta al dinero barato.
“Me piden que hable de los siguientes cien años de la FED. Pero dada la consabida capacidad de los economistas para explicar lo que pasará el próximo trimestre, me alegra saber que no estaré aquí dentro de un siglo para explicar por qué me equivoque”, bromeó Bernanke al cierre de la ceremonia.