Washingto. AP La gran mayoría de los estadounidenses preferiría comprar productos a bajo precio fabricados en el exterior que pagar más por los que son fabricados en Estados Unidos, según una encuesta de The Associated Press-GfK.
Mientras precandidatos como el republicano Donald Trump o el demócrata Bernie Sanders prometen traer de vuelta los millones de empleos que se han ido a China o a otros países, la actitud de la gente refleja las complejidades de la economía estadounidense.
Los ingresos en promedio apenas han mejorado, lo que ha obligado a muchas familias a buscar los productos más baratos, sin importar si son fabricados en Estados Unidos o no. Las empresas ahora prefieren contratar gente con títulos universitarios, no a los que simplemente tienen título de bachiller. Muchos norteamericanos que trabajan en empresas con clientela internacional reconocen que son parte de un mercado global.
Casi tres de cada cuatro personas dicen que preferirían comprar productos manufacturados en Estados Unidos, pero que son demasiado caros o difíciles de conseguir, agregó el sondeo. Apenas el 9% dijo que solo compran productos hechos en Estados Unidos.
Cuando se les preguntó si comprarían un par de pantalones hechos en el exterior por $50, o uno por $85 hecho en Estados Unidos, el 67% dijo que optaría por el producto más barato. Solo el 30% dijo que pagaría más por el producto estadounidense. La gente con ingresos superiores a los $100.000 al año son igual de propensos a preferir la marca más barata que los demás.
Aun así, Trump y Sanders se han ganado el apoyo de muchos votantes criticando los acuerdos comerciales. Desde su punto de vista, los despidos y el cierre de fábricas han eliminado los beneficios que le han traído a la economía los precios más bajos.
Trump ha prometido derogar el Tratado de Libre Comercio con México y Canadá, que se remonta a 1994. También ha amenazado con imponer pesados aranceles a productos chinos a fin de eliminar el déficit comercial.
Los economistas en general descartan que Trump pueda cumplir con la promesa de regresar a la época de los superávit comerciales, algo que no se ha visto desde 1975. Opinan que la reacción adversa al libre comercio es parte de una frustración más amplia con la falta de ingresos económicos.
“Esta reacción en contra del libre comercio tiene menos que ver con el libre comercio y más con la menor posibilidad de la gente de lograr el ‘Sueño Americano’”, dijo Caroline Freund, profesora del Instituto Peterson de Economía Internacional. “Es mucho más fácil culpar al extranjero que reconocer las múltiples fuerzas que inciden en el estancamiento de los salarios, como por ejemplo los avances tecnológicos”.
Por lo general los estadounidenses están más inclinados a decir que los tratados de libre comercio son algo positivo para la economía, versus algo negativo (33% vs. 27%).
El 37% opina que da lo mismo con o sin acuerdos de libre comercio. Los republicanos (35%) son más propensos que los demócratas (22%) a decir que los tratados son perjudiciales para la economía.
En cuanto a empleos, el 46% opina que los tratados disminuyen las probabilidades de empleo en Estados Unidos, contra 11% que cree que las probabilidades aumentan y 40% que cree que da lo mismo.
El pesimismo es particularmente pronunciado entre el 18% de los encuestados que tienen un familiar o amigo cuyo empleo fue trasladado al exterior. El 64% de ellos dice que el libre comercio perjudica las oportunidades laborales.