Sriperumbudur, India. La economía de China está desacelerándose. Brasil está pasando apuros conforme los precios de las materias básicas se desploman. Rusia, que enfrenta sanciones occidentales e ingresos petroleros débiles, se encamina a la recesión.
Mientras otros grandes mercados en desarrollo tropiezan, India está surgiendo como una de las pocas esperanzas para el crecimiento mundial.
El mercado bursátil y la rupia están al alza. Las compañías multinacionales están buscando ampliar sus operaciones indias o iniciar nuevas. El crecimiento en la economía de India, durante mucho tiempo rezagada, igualó al ritmo de China en los últimos meses.
India está tomando vuelo gracias al primer éxito del primer ministro Narendra Modi y una serie de nuevas políticas amigables con las empresas instituidas en sus primeros ocho meses.
Las pequeñas fábricas ya no necesitan cerrar cada año para que lo inspectores del Gobierno pasen un día verificando las calderas. Las reglas de inversión extranjeras han sido relajadas para las aseguradoras, los contratistas militares y las compañías inmobiliarias. Una amplia reestructuración fiscal está en marcha.
El renovado optimismo de los inversionistas externos está impulsando la expansión empresarial en ciudades en todo el país como Tiruppur, un centro de la industria hilandera y textil de India. “La mayoría de las fábricas en Tiruppur están duplicando o triplicando su capacidad y estas son fábricas enormes”, dijo Pritam Sanghai, director de Arjay Apparel Industries.
Si el ímpetu de India es breve o sostenible depende de si Modi puede impulsar reformas más profundas, incluido abordar la persistente pobreza y corrupción que plagan a la economía. A falta del apoyo político necesario para revisar la legislación rápidamente, ha dependido en gran medida de medidas temporales para hacer cambios.
Su partido perdió por amplio margen en las recientes elecciones locales en Deli. La próxima prueba tendría lugar a fines de febrero. El Gobierno presentaría su presupuesto anual ante el Parlamento y establecería una agenda para controlar los déficits crónicos mientras incrementa la inversión, fomenta la manufactura y construye autopistas y puertos modernos.
India se está beneficiando, en parte, de vientos económicos favorables, los mismos que causaron estrago en Rusia, Venezuela y otras partes.
La dependencia del país del petróleo importado, por ejemplo, ha sido su ruina durante décadas. Para el verano pasado, el petróleo era un lastre de 100.000 millones de dólares para la economía, aproximadamente un 5% de la producción económica de todo el país.
Con los precios del crudo ahora a la mitad, los costos del combustible para camiones y autos se ha desplomado, bajando los costos del transporte y la inflación. El costo de los subsidios gubernamentales al combustible ha caído en picada, ayudando a frenar los déficits presupuestarios crónicos del país.
“Hemos recibido esencialmente un regalo de $50.000 millones para la economía”, dijo Raghuram G. Rajan, el gobernador del Banco de la Reserva de India.
India también está beneficiándose de los problemas de otros mercados emergentes.
Las investigaciones de las multinacionales de China, las persistentes tensiones con países vecinos y los crecientes salarios de los obreros han provocado que muchas compañías empiecen a buscar en otras partes grandes fuerzas laborales.
Las compañías grandes como General Motors han trasladado recientemente sus oficinas centrales internacionales o asiáticas de Shanghái a Singapur conforme se extienden más hacia India y su principal rival como una alternativa a China e Indonesia.
Mary T. Barra, el director ejecutivo de GM, llegó a Pune, en el oeste de India, en setiembre pasado para supervisar el inicio de las exportaciones de Chevrolet de ahí a Chile. También está explorando las oportunidades para ampliar el mercado de autos de India, que la compañía predice que será uno de los tres más grandes del mundo para el 2020.
“Todas las circunstancias se han unido para hacer que sucedan la manufactura y el crecimiento”, dijo Shailesh V. Haribhakti, el presidente de MentorCap Management, un banco de inversión boutique en Mumbai.
Conforme la fortuna de India empieza a cambiar, Modi está tratando de afrontar los asuntos económicos más espinosos.
Quiere ampliar el papel del sector privado en la extracción del carbón, una industria dominada por el Gobierno. Está buscando acelerar la construcción de carreteras y otra infraestructura. En el frente fiscal, el gobernante Modi espera gradualmente reemplazar los impuestos estatales sobre los productos que crucen las fronteras estatales con un impuesto nacional.
En una visita en enero a Nueva Deli, el presidente Barack Obama destacó los obstáculos regulatorios crónicos en India. “Aún hay demasiadas barreras” –aros por los cuales saltar, restricciones burocráticas– que dificultan iniciar un negocio, o para exportar, para importar, para cerrar un trato, cumplir con un acuerdo”. Pero Obama reconoció el progreso del país, diciendo que “el primer ministro Modi ha iniciado reformas que ayudarán a superar algunas de estas barreras”.
Los desafíos son importantes.
El Banco Mundial clasificó recientemente a India en el sitio 142, de 189 países, entre los lugares donde es más difícil hacer negocios.
Las disputas legales, que a menudo involucran tierras, pueden empantanar incluso los proyectos más deseados.