Los mercados en todo el mundo han sido sacudidos por los temores de que el crecimiento en desaceleración y las presiones inflacionarias en Europa, Japón y otras economías importantes pudieran hacer descarrilar a Estados Unidos. Pero la salud de China, durante décadas un motor del crecimiento, ha surgido como uno de los comodines más importantes en la economía mundial.
Es difícil estar seguro de qué dirección ha tomado la economía china, dadas las señales confusas en los datos.
La inflación china está en sus niveles más débiles en casi cinco años. Los precios de las materias primas se están desplomando. Las ventas de casas nuevas están declinando. La inversión extranjera se está contrayendo.
La economía en general, sin embargo, continúa creciendo a un paso constante, aunque más modesto. Se espera que el producto interno bruto de China aumente en 7,2% en el tercer trimestre, comparado con 7,5 % en el trimestre anterior. Aunque sería el crecimiento trimestral más bajo desde el peor momento de la crisis del 2009, la tasa sigue siendo la envidia de economías importantes.
“La interrogante o problema que todos enfrentamos en este momento es: ‘¿Cuál es el panorama correcto para la economía en general?’”, dijo Louis Kuijs, economista especializado en China del Royal Bank of Scotland, en Hong Kong. “Se ve complicado por las fuerzas negativas que se muestran muy firmemente en la industria, pero no en el sector de servicios”.
Comprender la salud económica de China es un desafío porque la desaceleración ha sido en parte diseñada.
El liderazgo comunista ha prometido reducir la dependencia de China del crecimiento y la inversión alimentados por el crédito, para enfatizar más bien el consumo interno. Es una propuesta riesgosa y los líderes han externado su disposición a vivir con un crecimiento más lento, siempre que el empleo se mantenga.
Atención al empleo. Una cifra que los líderes chinos estudian de cerca es el número de empleos nuevos. Li Keqiang, primer ministro de esa nación, se jactó en un discurso en la reunión del Foro Económico Mundial, en octubre, de que se habían creado casi 10 millones de empleos urbanos en los primeros ocho meses del año, ligeramente más que un año antes.
Como resultado, dijo, a él no le importaría si el crecimiento del producto interno bruto se quedara corto respecto a la meta oficial de este año de 7,5%.
Pero incluso en las cifras de empleos, existen amplias disparidades en toda China. El empleo ha crecido de manera sólida en el sector de los servicios casi todos los meses de los últimos cinco años. En contraste, el empleo manufacturero, que generalmente creció del 2009 al 2011, se ha contraído en gran medida desde entonces.
En una feria del empleo para la industria de aparatos médicos en un centro de colocaciones operado por el Gobierno cerca del templo de Lama en Pekín, efectuada en octubre, más de un centenar de solicitantes de empleo charlaron con reclutadores y sopesaron sus opciones.
Un hombre de 42 años que solo dio su apellido, Lin, estaba solicitando un empleo en Beijing Niubao Techology, un fabricante de equipo químico.
Con 20 años de experiencia en una industria especializada, Lin expresó confianza en sus perspectivas pese a la perspectiva general en el sector.
“La manufactura no está teniendo resultados grandiosos en los últimos años, pero el equipo químico sigue desempeñándose relativamente bien”, dijo.
La otra cara. Esa perspectiva de algún modo positiva contrasta con la mayoría de las industrias tradicionales. “No tenemos ninguna nueva contratación este año”, informó en octubre Huang Xinqun, de 48 años y gerente de una compañía de transporte oceánico.
“Regularmente, cuando la industria manufacturera no se está desempeñando bien, se refleja directamente en nosotros”, manifestó. “Somos como un barómetro de cómo se está desempeñando la economía. Si las compañías no tienen muchos pedidos y productos que transportar, nosotros no tenemos tanto trabajo”.
Pese a los signos de malestar en los sectores manufacturero e industrial de China, el Gobierno tiene cautela de no repetir las importantes medidas de estímulo que emprendió después de la crisis financiera.
A los líderes les preocupa que se incremente la creciente deuda de China, que se elevó a 250% del producto interno bruto a fines de junio, respecto de 150% hace cinco años, según estimaciones del Standard Chartered Bank.
En vez de ello, los formuladores de políticas han usado en los últimos meses medidas de estímulo e como ofrecer cantidades limitadas de crédito a corto plazo a bancos grandes y medianos.
El Gobierno también ha dirigido más financiamiento a proyectos como apoyar los esfuerzos agrícolas y redesarrollar las barriadas pobres.